Es más fácil hablar de envidia que reconocerla. Todo mundo habla de la envidia, de lo mucho que otros nos envidian, pero nadie dice nada sobre la envidia que ellos mismos padecen respecto a otras personas. Es curioso. Todos hemos sentido alguna vez envidia, pero nunca nadie admite haberla sentido, como mucho dicen que ha sido algo así como “envidia sana”, pero eso no existe. No existe ningún tipo de envidia que sea sana. La envidia hace sufrir desde el principio a quien la padece. Si no hay sufrimiento, entonces no es envidia, es otra cosa que ya explicaré, pero no es ningún tipo de sentimiento negativo con apellido positivo, sino que en realidad es algo realmente beneficioso para el individuo porque le estimula muy positivamente de maneras muy diversas. Ahora bien, si lo que quieres es aprender a reconocer tu envidia, te daré unas claves muy buenas, porque detrás de eso hay un mundo de crecimiento personal muy importante que puede conducirnos a caminos de mayor plenitud. Porque la envidia contrariamente a lo que se piensa, en realidad no es un sentimiento negativo, es una especie de alerta que nos indica que algo está pasando en nosotros, y no hay nada malo en sentirla. Lo malo es que a veces no queremos reconocerla y eso evita que podamos crecer de modos muy diversos.

Cuando sentimos envidia lo que sucede es que no nos amamos lo suficiente o pensamos que hay algo que no tenemos con la suficiencia que quisiéramos.

Ahora bien, si quieres aprender a reconocer la envidia, lo primero que tienes que hacer es preguntarte si te sientes a gusto al cien por cien contigo mismo, porque a menudo, allí se encuentra la base de todo. Si tú estás bien contigo mismo, generalmente no sientes ese tipo de sentimientos, sino que, al revés, surgen otro tipo de emociones muy positivas cuando te encuentras con personas valiosas que tiene algo que te crees que no tienes. Quizás me dirás que, si te sientes a gusto contigo mismo, pero que a veces te sientes mal de no tener algo que otros tienen. Pues si eso te pasa, en realidad lo que sucede, es que no aceptas que tienes ya todo lo que necesitas, y que tu situación en realidad no te has dado cuenta que es la ideal. Por eso, si quieres realmente que pueda ayudarte a reconocer la envidia para sacarle partido y crecer espiritual y emocionalmente, debes atreverte a leer este artículo entero, y descubrirás claves inéditas en las que no has pensado antes.

La envidia lo que significa es que deseas que la otra persona deje de tener ese aspecto positivo que deseas para ti mismo, y que erróneamente crees que si ella no lo tiene tú si lo podrías tener, pero eso es un error grave, porque sucede justo al revés.

Para reconocer la envidia lo primero que tienes que hacer es preguntarte si realmente deseas que la otra persona tenga algo bueno en su vida o lo contrario. Si es lo segundo significa que tienes envidia, porque nadie desea mal a nadie salvo que tenga envidia. ¿Te crees que nunca has deseado mal a nadie?. Piensa todas esas veces que deseas que alguien no consiga algo, puede ser cualquier cosa, da igual, que apruebe un examen, que consiga pareja, que tenga trabajo, que pueda hacer algo que desea profundamente. Todos esos deseos de que alguien no consiga algo que quiere y que es positivo para la persona, es un signo de que realmente hay envidia. Te daré un ejemplo difícil pero fácil. Si tu deseas iluminarte , pero no deseas que alguien se ilumine antes que tú, claramente hay un sentimiento de envidia hacia esa persona, porque no hay nada mejor que haya mucha gente iluminada, y si crees que tú debes conseguirlo antes, no pasa nada, el problema es que si ves que alguien avanza mucho y que quizás está cerca, y si es así y no deseas que se ilumine, claramente es que tienes envidia de esa persona, porque crees que llegará antes que tú y eso es muy negativo para tu alma.

La envidia puede surgir de maneras muy diversas, desde envidiar un bizcocho rico hasta la capacidad de amar. A menudo lo que menos se envidia, aunque no lo creas, son los bienes de carácter material.

Ahora pensarás que iluminarse es muy difícil y que esas cosas no se envidian, pero en realidad se puede envidiar todo, absolutamente todo, desde que puedas comerte un bizcocho muy sabroso, hasta que seas una persona con una capacidad de amar grande. Las personas cuando envidian, pueden ser cosas pequeñas o grandes. Claro que estamos acostumbrados a pensar que solo se envidia a los que tienen más cosas materiales, pero eso en realidad es algo muy bajo, porque la verdad es que las personas más evolucionadas envidian cosas más grandiosas, como la capacidad de amar, o sencillamente que alguien sea feliz. Ser feliz es algo que la mayoría de la gente envidia, pero no es envidia sana, es que se sienten muy por debajo de ese sentimiento. Claro que la felicidad no es que todo te vaya bien, la felicidad es que eres capaz de afrontar los problemas de la vida con una confianza profunda en el Universo, en el Amor universal, en Dios, en lo que sea que crees. Y si no crees, la confianza se pone en uno mismo, pero esa confianza flaquea fácilmente, porque la fuerza de uno mismo es muy pequeña con respecto a la fuerza de un Ser supremo que nos ama y nos protege, pero eso, aunque existe, también es una opción. Cada uno elije creer en lo que le parece oportuno.

La vida nos regala muchas cosas buenas, pero no las reconocemos. No nos damos cuenta de que dentro de nosotros hay un amor que llena nuestra vida de plenitud y felicidad. Si quieres saber cómo te invito a seguir leyendo.

Ahora bien, ¿quieres ser feliz, y no envidiar a nadie?. Lo que tienes que hacer es examinarte un poco. Buscar en tus adentros y pensar si realmente estás satisfecho con tu vida, con lo que sea que te ha tocado. Si te ha tocado temporalmente alguna situación difícil, pero la afrontas con serenidad y confianza, aunque también haya dolor y lágrimas, eso significa que sí eres feliz. Pero si afrontas la vida, incluso cuando te va bien, como si siempre te faltase algo, lo que sea, no solo no serás feliz, sino que sentirás envidia por todo mundo que tenga un aspecto que tu valoras y que te crees que no tienes suficientemente. Pero la realidad, es que a menudo tenemos suficiente de muchas cosas, pero no nos lo creemos. Nos pensamos siempre que el otro está mejor, pero no conocemos su vida, ni las adversidades que ha pasado para llegar a donde está. Nos pensamos simplemente que tiene algo que no tenemos y ya está.

Es más fácil sentir envidia por la gente próxima que por la gente más lejana, por eso es tan peligrosa la envidia porque corrompe las relaciones intimas de cualquier tipo, de pareja, amistad, familiares, de trabajo, etc

A menudo se envidia más al próximo que a la gente más lejana. Eso también es lo normal. Porque los lejanos nos quedan tan lejos, que no nos atrevemos ni a pensar en ello. ¿Alguien envidia a un multimillonario?. Pues sí, mucha gente, pero a la mayoría le da exactamente igual, porque tener muchísimo dinero suele suceder que no es un aspecto para envidiar profundamente, pero quizás si tienes a alguien muy cerca, verás que, si es más fácil envidiarle, porque ves que quizás puedes competir para conseguir lo mismo, y lo quieres primero y mejor, porque te ves en condiciones más precarias que la persona a la que envidias. Está claro que es más fácil envidiar a un familiar o a un amigo que a un político, aunque éstos últimos también sean envidiados ferozmente por mucha gente, no solo de su entorno, sino también por parte de la gente de a pie.

Si tienes envidia, siempre estás hiriendo gravemente a ti mismo y a la persona que envidias, y siempre estás dañando fuertemente tu relación con ellas, provocando distanciamiento profundo con personas significativas.

Ahora pensaras que quizás a veces si has tenido envidia, pero que en realidad no has hecho nada malo con ella. Claro que sí has hecho algo malo hacia la otra persona y hacia ti mismo. Te piensas que quizás no envidiar es no hacer nada malo contra alguien, pero el solo pensamiento ya afecta, porque todos estamos interconectados, y sentir cosas negativas hacia los otros es algo muy nefasto. Por ello, debes de analizar con cuidado qué pasa cuando envidias. Porque eso puede afectar mucho tu relación con esas personas. Te puede distanciar, y mucho, de ellas. Y pensarás que eso no es justo. Por encima que sufres, y que según tú si tienes motivos, tienes que afrontar el distanciamiento o el rechazo de una persona amada, pues así es. Eso es lo que provoca la envidia, la ruptura de la bondad y de la confianza en las relaciones intimas de cualquier clase, de pareja, de amistad, familiar, de trabajo, de cualquier tipo.

Envidiar hace que dejes de admirar las cosas bellas que tienes dentro de ti, porque en realidad has minusvalorado todo lo positivo que la vida te ha dado y te has creído que eres un cuerpo sin alma y sin amor.

Pensarás que envidiar no es tan malo, pero sí lo es, porque no solo te deja fuera del alcance de las personas que amas, sino que además te deja fuera de ti mismo. ¿Y cómo es eso?. Es muy sencillo, cuando envidias estás dejando fuera todo lo bueno que hay en ti. Esa es la realidad, envidiar hace que las personas no sepan valorar con la suficiente fuerza y claridad todo lo positivo que la vida les da, y por supuesto no agradecen nada de lo bello que tienen y que se les ha concedido gratuitamente, sino que minusvaloran todo eso, y ponen el acento en lo que “quizás” no tienen. Lo que no saben es que todos tenemos de todo, todos gozamos de una gran capacidad de amar, de ser felices, y de muchas cosas más, pero sin embargo, en vez de rescatar eso de adentro, lo que hacemos es buscar eso fuera en otras personas, y las envidiamos sin más. Todos conocemos historias, de gente muy sencilla, y muy feliz, que no siente envidia de nadie. El pescador de Cochayuyo, cuyo vídeo aquí adjunto, dice claramente que a veces la gente más pobre, más sencilla, sin estudios, pero abocados a amar y a hacer el bien, son muchísimo más felices que mucha gente con dinero, con estudios, con pareja, y con todo lo que se supone da felicidad, pero que muchas veces no la da, sino que, al revés, la quita. Si quieres ser feliz, mira este video que te acabo de recomendar y que ya ha sido recomendado en otros artículos.

La belleza dentro de ti te mostrará que nunca hay motivos para tener envidia. Que la envidia es algo que solo muestra tu desconexión con tu verdadero ser profundo, que no es más que la imagen de la perfección absoluta y del amor universal y único a la vez.

Si crees que ha llegado el momento de dejar de tener envidia, lo que tienes que hacer es darte cuenta de tus dones, darte cuenta que eres una persona muy especial, que no hay nadie, absolutamente nadie que sea igual que tú. Que tu belleza es única e incomparable. Que nadie, aunque se lo proponga puede ser igual a ti. Eso es lo que tienes que ver. Eso es todo. Para ello, debes ahondar en lo profundo de tu corazón, quedarte de vez en cuando a solas contigo mismo, y pensar en todas las cosas buenas que te ha dado la vida, que seguro que son muchísimas. Compárate de vez en cuando no con alguien que consideres superior en algún aspecto, sino con alguien que sea inferior en algún aspecto, y verás entonces que sentir eso es precioso, porque te darás cuanta de que tienes muchísimo que agradecer a la vida. Ya verás que gradualmente te sentirás mucho mejor. Pero no minusvalores a esas personas, porque seguramente, hay aspectos de ellas que no has considerado que, en algo, en lo que sea que no imaginas, es superior a ti. Siempre pasa igual. Siempre hay gente que tiene aspectos inferiores y superiores. Nadie goza al cien por cien de todos los aspectos positivos, o que consideras positivos, nadie. Además, hay aspectos negativos, que quizás son muy útiles para tu crecimiento personal o de la otra persona, que no has valorado con detenimiento. La pobreza, por ejemplo, nos puede llevar a sentirnos muy contentos por un regalo muy pequeño de alguien, y la riqueza nos puede llevar al desagradecimiento de cualquier cosa y a sentirnos vacíos y tristes. Por eso nunca se sabe que es mejor.

Si quieres generar envidia en otros magnificando con alarde cosas que tienes en cierto grado, demostrarás con ello que no las posees con la suficiencia que anhelas, y ello te conducirá a que la gente te rechace y se sienta incomoda contigo.

Es curioso que hay quienes incluso equivocadamente se creen que el que alguien les envide les hace superiores, porque en el fondo se siente muy inferiores. Eso pasa a la gente que más sufre su desconexión con su verdadera riqueza. Esa gente se cree que ser envidiada es síntoma de que quizás están mejor que alguien, y a veces provocan con mentiras y falsedades, dar a entender que tienen cosas, que en realidad no tienen. Magnifican detalles pequeños y los cuentan con mucho alarde, para despertar envidia. Esta gente no despierta envidia, sino rechazo, la gente termina por separarse porque no los soportan. Eso también pasa más a menudo de lo que parece. Cada vez que alguien presume de algo, en realidad está mostrando la carencia de eso de lo que presume y por lo que quiere ser envidiada. Piénsalo bien. Si realmente tienes algo, ¿por qué lo vas a envidiar?. Si realmente lo tienes ¿por qué quieres demostrar que lo tienes?. Simplemente porque en el fondo sientes que no lo tienes en la medida que te gustaría.

Si crees que tú nunca envidias y que son los otros los que envidian entonces debes de saber que estás en una situación extremadamente grave de ignorancia, porque todos envidiamos, y el acento debe ponerse en uno mismo y no en los otros.

También sucede que la gente cree que la envidia es algo malo en los otros, que los demás son los que lo envidian, pero que ellos nunca envidian, que ellos están por encima de esos sentimientos, pero en realidad todos hemos sentido alguna vez, por poco que sea, algo de envidia. Porque siempre sucede que llega una situación, una persona, un algo, que hace que al final envidiemos un poco, porque es necesario que descubramos cosas en nosotros. La envidia, aunque te he dicho que es mala, en el fondo no lo es. La envidia es un termómetro que nos indica cómo andamos con nosotros mismos, si realmente nos amamos de verdad, si realmente somos felices de verdad. Claro que no hace falta que todo sea perfecto en tu vida. Puedes tener mucha carencia de algo, y alegrarte mucho de que otros tengan algo que tú no tienes. Eso da mucha alegría y esperanza. Si alguien ha conseguido cosas que no tienes, eso significa que tú también las puedes tener, aunque te parezca de primeras algo imposible o difícil de conseguir. Claro que sí. Puedes conseguir en tu vida muchas cosas preciosas, pero no será envidiando, sino al revés, sintiendo amor por los otros, alegrándote de las cosas buenas que le pasan. Eso te hará mucho más feliz que envidiarles. Porque la envidia desde el principio nos está causando muchísimo sufrimiento, algo terrible difícil de digerir. Tan difícil que nadie admite tener envidia, sino que, al revés, ven la envidia en los otros, pero nunca en si mismos.

Si te obcecas en negar tu envidia te estancarás en tu camino de autodesarrollo, porque la envidia lo que hace es ayudarnos a crecer en el amor a nosotros mismos y los demás. No pienses que eres malo por envidiar. El problema con la envidia es no poder reconocerla. Eso si es terrible, esa ignorancia te puede extraviar cruelmente y llevarte a caminos de perdición.

Cuando alguien ve la envida en los otros, pero no en si mismos, significa que en realidad tiene muy poca consciencia de sí. Y eso es terrible, porque no podrán mejorar y crecer, y se quedaran estancados en la ignorancia de no saber quienes son en realidad. Por eso es necesario admitir la envidia, porque eso es lo que nos dará libertad para dejarla atrás y poder descubrir nuevos horizontes. Piensas que envidiar es algo malo, muy malo. Claro que sí, por eso nadie lo quiere admitir, pero no es tan malo. ¿Te crees que la envidia es algo nefasto?. No lo es. Y sí lo es. Lo es porque daña a otros y a ti mismo. No lo es porque te ayuda a crecer, a darte cuenta en dónde estás y a recuperar la confianza en Dios. Nunca pienses que eres malo por envidiar. Piensa que lo malo es no admitir que envidias. Esa es la diferencia. Si admites que la sientes, significa que quizás no la sientes tanto. Claro que si lo haces públicamente pueden juzgarte, pero no pasa nada, es suficiente que lo hagas internamente, eso ya por si solo, cambiará tu actitud con respecto al panorama o situación general que estés viviendo.

La realidad es que la vida nos da muchos regalos para poder ver que en realidad no tenemos ninguna carencia, ni ningún motivo para tener envidia. Creerás que es falso. Lee lo que digo a continuación.

Si quieres ser feliz no te centres en los otros. Céntrate en ti mismo. En lo que sientes. En lo que de verdad tienes, que es mucho. Porque el universo nos regala muchas cosas todos los días. Una ducha puede ser un regalo. Una noche de buen sueño otro gran regalo. ¡Hay tantos regalos!. Pero los obsequios más valiosos son los internos. Dentro de cada uno de nosotros hay un algo que nadie se explica con profundidad, y que solo la gente despierta o iluminada reconoce de verdad, que es darse cuenta de que dentro hay una gran fuente de amor que nos llena de satisfacción. Y todos tenemos eso y además en gran abundancia. No temas nunca de eso, es algo maravilloso, que nos llena de plenitud. Es un algo que nos hace darnos cuenta de que la vida tiene un gran sentido, sea cual sea la circunstancia que vivimos. Claro que sí. Deseo de todo corazón que descubras el gran amor dentro de ti mismo y que puedas disfrutarlo al cien por cien. Es una maravilla única, en donde dejan de tener sentido muchas cosas externas, e incluso deja de tener sentido contar con ciertas cosas que todos deseamos.

Es el amor lo que hace que la envidia sane, pero no un amor idolatrado ni lleno de narcisismo, sino un amor sincero y honesto por ti mismo y los demás, en donde reconoces que dentro de ti hay un carisma especial que te conduce a la plenitud y a la felicidad verdadera pese a los obstáculos. Te lo explico a continuación.

Para llegar a la felicidad solo hay que amar. Eso es lo más sencillo del mundo. Amar al otro y a ti mismo. Sí, también a ti mismo. Porque el amor a otro, sin amar a ti mismo, no existe. Claro que la gente a veces no se da cuenta de que en realidad se ama mucho, incluso con sentimientos de inferioridad, porque amarse es simplemente desear que nos pasen cosas buenas, incluso aunque creamos que no nos las merecemos. Si deseas algo bueno para ti, es que te amas en cierto grado, pero si haces cosas que te dañan y deseas hacerlas a pesar de todo, es que no te amas en realidad, porque amarse no significa que debas tenerlo todo, ni significa que debas sentirlo, amarse significa que aceptas que eres un ser especial, amado por el Universo o por una fuerza suprema a ti. Eso es amarse. Amarse es saber que quizás tienes defectos, que quizás no tienes muchas cosas, que quizás eres inferior en muchos aspectos, pero sin embargo te consideras rico en amor, te consideras una persona apta para ser amada, te consideras que puedes amar al máximo, que sabes que tu amor puede ser un gran regalo para cualquiera, que tu amor realmente es lo mejor que existe. Eso es realmente amarse. Lo demás no son más que espejismos, de creernos superiores por nada. Porque la realidad es que en el fondo nadie es superior ni inferior a nadie, sino que todos tenemos una gran riqueza interior, y que todos estamos hechos de un gran Amor universal y a la vez único.

Para amar de verdad es preciso dejar de envidiar o difícilmente podrás amar bien, habrá siempre aspectos que arruinen tus relaciones con esas personas envidiadas, y sufrirás mucho.

Si quieres amar mejor lo que tienes que hacer es dejar de envidiar, solo así podrás amar mejor, porque si envidias jamás amaras bien, siempre habrá aspectos en tu relación que deteriorarán ésta y no podrás disfrutar de la misma. Esa es la realidad. Entonces sino envidias, ¿es signo de que te amas más?. Por supuesto, cuanto menos envidies, más probable será que te ames de verdad, y más feliz serás. Esa es la realidad. Entonces si no envidias, tampoco te inventes eso, pero nunca te olvides que puede pasar. Hay que estar alerta, y observarnos con mucha precisión para saber si realmente hay un algo en nosotros de eso, porque eso nos ayudará a resolver el meollo del asunto. Si lo ves rápido, podrás resolverlo rápido. Si tardas, puede que hagas algún destrozo importante en el camino, que quizás no pueda ser reparado, como perder a personas significativas para ti.

La envidia al final tiene un aspecto adaptativo que nos conduce a reconocer nuestra necesidad de ser amados por nosotros mismos. No juzgues a nadie por tener envidia. Al revés, deja que la persona muestre su envidia para que la puedas ayudar. Dile que la amas, que no pasa nada, explícale que nos pasa a todos. Quizás tú has alguna vez envidiado algo de ella, no se sabe. Lo que está claro es que hay que permitir que la envidia sea expresada sin juicio, ni críticas de valor, porque todos caemos a veces en ese sentimiento, aunque no todos hagamos el mal con ello.

Para amar mejor también hay que dejar de pensar que la envidia es tan mala. La envidia como he dicho es solo un termómetro, como cualquier otro. La tristeza, la rabia, etc, son emociones que también nos sirven de termómetros, y todas son muy saludables, y todas tienes aspectos adaptativos en la conducta. Aunque resulte sorprendente, la envida también tiene aspectos adaptativos, como son el de reconocer que no somos felices y que no nos amamos suficientemente y de que podemos conseguir felicidad y amor con solo empezar a darnos cuenta y a admitirnos a nosotros mismos esto. No temas sentir envida jamás. La envidia permite mejorar muchas cosas en nosotros, pero no la pongas nunca fuera. No critiques a la gente por sentir envidia. Lo que tienes que hacer es comprenderla, ayudarla, decirle que no se preocupe, decirle que es normal, que a todos nos pasa. No la juzgues con dureza, no la trates mal, no la dejes de hablar, dile que quizás la puedes ayudar, que quizás le vendría bien leerse este artículo. Eso es todo.

La envidia sana no existe, porque eso es simplemente el deseo de tener lo que otros también tienen y eso es algo que no es ni bonito ni feo, sino algo que sucede a menudo en todas las personas que anhelamos estar mejor.

No creas que envidiar es tan malo si en realidad no haces nada malo. Si envidias, lo sientes, lo callas, y favoreces cosas positivas en la persona que envidias será signo de que en realidad no la envidias en lo absoluto, sino de que quizás has visto una carencia en ti y ya está. Si crees que envidiar es solo desear tener lo que otro tiene, eso no es envidia, eso es normal. Todos deseamos tener cosas que otros tienen. La envidia es cuando realmente nos creemos que el otro es mejor en algo y deseamos que no lo tenga. Así es de sencillo. Si por el contrario, deseas que siga gozando de lo que tiene mejor, no es envidia, pero si puede haber un deseo de tener eso, y eso es a lo que mucha gente llama envidia sana, pero que no es envidia. Claro que ahora dirás que nunca has envidiado. Analízate un poco más. Porque no es verdad que nadie haya nunca sentido envidia. Todos la hemos sentido. Te daré un ejemplo mío, de cómo sentí envidia y de cómo la combatí y salí airosa, por si acaso te sirve.

Mi experiencia es que ayudar a otros cuando los envidiamos es algo que favorece el proceso de sanación de la envidia y que nos ofrece muchos regalos. Te cuento a continuación mi propia experiencia en una rivalidad con una compañera de estudios para tener mejores notas.

Hace unos años, cuando estudiaba mi último año antes de entrar a la universidad, me di cuenta de que una compañera con la que había compartido un tiempo juntas, de repente empezó a tener mejores notas que yo. Yo era la mejor de mi clase, y de repente me salió una rival muy buena, mejor que yo, sobre todo en memoria, porque yo siempre he sido perezosa para memorizar y mi memoria no es tan buena. Entonces ella un día hablando con otros alumnos me pidió ayuda para resolver un problema difícil de matemáticas. Para mi eso era muy fácil y para ella muy difícil, porque a ella se le daban mejor las letras que las ciencias. Entonces me pidió ayuda y tuve que tomar una decisión. Sabía que si la ayudaba iba a sacar seguro mejores notas que yo, pero si no la ayudaba podía ser que yo la superase y recuperase mi posición de privilegio Y la decisión que tome fue ayudarla más que si fuese mi propia hermana.

Lo que hice en aquella ocasión es permitir que esa persona envidiada fuese mejor. Claro que mi intención era muy buena pero el resultado final es que sin querer yo tuve un diploma que no me gratifico en lo absoluto, porque cuando amas a alguien lo que deseas es su bien y no colocarte por encima de esa persona en nada.

Me lancé a apoyarla con fuerza en todo, y sí, consiguió mejores notas que yo, pero al final, como los primeros años yo iba mejor, a mi me dieron el diploma, sin esperarlo en lo absoluto, de tener la mejor nota de mi promoción y eso sorprendió tanto a la gente que me sentí muy triste. Yo hubiese querido que las dos hubiésemos tenido el mismo diploma, pero eso era difícil, porque no había diploma para el segundo mejor de la promoción. Con esto quiero decir que tener algo mejor al final, no siempre gratifica. Tengo el diploma aun, pero lo tengo muy escondido, como muchos otros y no se los muestro a nadie, ni eso ni nada, porque en el fondo no creo que sea nada para enorgullecerme, ni de lo que deba presumir, aunque ahora lo cuente. Si lo hago es para ayudarte, porque gracias a ello, pude observar que en realidad me amaba bastante, tanto, como para permitir que otro fuera mejor.

Claro que todo eso que hice tuvo un premio, porque no solo gané a la mejor amiga en aquella ocasión, sino que además pude ganar muchos obsequios, porque ella me ayudó mucho a mejorar cosas de mi, y me convertí en una persona más valiente para denunciar injusticias.

¿Y qué paso?, que ella también me enseñó muchas cosas y también aprendí mucho de ella, y nos hicimos grandes amigas, aunque fuésemos muy diferentes. Me ayudo a liderar reclamaciones de injusticias que había por parte de la Dirección de la Escuela de Bachillerato, y me condujo a arriesgarme en muchos casos. Ella se llama Sandra y es mexicana. Ya le perdí la pista, pero quizás un día me lea y nos reconozcamos y nos volvamos a encontrar. No lo sé. Claro que al final aquel diploma que inesperadamente me concedieron en la ceremonia de fin de ciclo, hizo que la amistad con ella se deteriorase. ¿Mereció la pena eso?. Yo creo que no, que la amistad está por encima de todo. Claro que tampoco había forma de vernos habitualmente porque cada una siguió un camino distinto.

Ella tuvo un rumbo de vida muy distinto al mío, pero también muy bonito, pero perdí el contacto con ella y perdí una amistad por haber ganado un diploma que ahora está en el trastero y que no sirve para nada, y que nunca me dio ninguna gratificación, ni siquiera cuando me lo entregaron públicamente. Sentí tristeza de que ella no tuviese un reconocimiento público del mismo grado, pero la vida no se lo concedió porque no lo merecía en realidad, ya que al inicio ella se había esforzado menos en los estudios, pero su trabajo final lo podrían haber recompensado porque su nota global estaba cerca de la mía.

Ella se echó un novio, se quedo embarazada y dejo momentáneamente, creo, los estudios. Yo empecé sin embargo mis estudios universitarios. Las dos fuimos muy felices por caminos distintos, ninguno mejor que el otro, aunque socialmente se cree que es mejor estudiar y no detenerte por una maternidad, pero nunca se sabe, todo tiene aspectos positivos y negativos. Yo todavía no tengo hijos y tengo una edad avanzada, y ella los tuvo en su mejor momento y ha disfrutado de nietos y de muchas cosas, eso creo. Nada es mejor o peor, cada cosa tiene su riqueza. Y nada es causa a veces de nada, sino que simplemente es la vida. Lo que si te puedo decir es que no hubo ninguna felicidad por la recepción de aquel diploma, sino al revés. Las dos nos miramos con profunda tristeza. Ella porque sentía que lo iba a recibir, yo porque sentía que ella también lo merecía. Eso fue muy bonito, pero también muy doloroso para las dos.

Al final esta experiencia, en definitiva, me hizo aprender, sobre todo, que los caminos para llegar al amor son muchos, y que la envidia puede ser el mejor camino a veces para llegar a él. Ella fue mi amiga, mi cómplice para luchar contra las injusticias. Me enseñó a liderar lo que jamás habría podido. Dejar de ser una niña buena que obedece para convertirme en una amenaza contra una dirección corrupta.

Ojalá un día nos volvamos a ver y nos riamos mucho de eso. Esta es mi experiencia. Al final, la persona envidiada se convirtió en mi mejor amiga en aquella época, también aprendí muchísimo, pero muchísimo de ella, me hizo superarme, reconocer por primera vez en mi vida ese sentimiento. Nos hizo amarnos muchísimo. Gané una amiga que me hizo ganar valor y combatir muchas injusticias juntas, porque al ser las mejores nadie podía tocarnos, y a la gente con peor nota los chantajeaban con eso para que se callaran. Ya sé que es ruin, pero eso fue lo que sucedió. Nos chantajeaban para no darnos el titulo de aprobados, pero nos unimos todos con gran fuerza, pero todos, ella y yo liderando, y al final decepcioné rotundamente a la dirección que se creían que era una niña buena, y que de repente me hacía mala, pero todos vieron, que lo que hubo fue una gran valentía, porque en realidad yo tenía miedo a enfrentarme a la autoridad, aunque fuese injusta. Y eso fue lo que sucedió, que ella me dio mucho coraje. Y al final conseguimos nuestro propósito y nadie pudo herirnos a mí, a ella, ni a ninguno de nuestros compañeros. Fue una experiencia que nunca olvidaré, y de la que me siento orgullosa, porque me enseñó mucho de la vida, y ahora la puedo contar así con está tranquilidad y a la vez con mucha emoción, porque veo que los caminos para llegar al amor son tantos, que me emociona.

La admiración es el mejor antídoto contra la envidia. Si no la sientes no te preocupes. Conoce a esa persona más profundamente y verás que poco a poco verás que no es tan grandiosa, pero que puedes admirarla desde una humildad sana que reconoce sus valores y sus cualidades.

En fin, te puedo contar muchas historias, tu tendrás un montón de cosas que contar también, seguro que también parecidas a estas o incluso mejores. Cuéntalas, para que la gente aprenda. Al final, lo que te puedo decir, que la mejor manera de combatir la envidia no solo es dejando de hacer eso a lo que te invita de primeras, e incluso hacer al revés, ayudar a que siga allí en esa posición supuestamente superior, sino sobre todo a admirar a esa persona. La admiración de alguien hace que la envidia desaparezca al cien por cien. Si quieres sanar, reconoce todas esas veces que has admitido envidia pero que luego la has superado, porque todos tenemos ejemplos de esos también, reconocer que podemos superarla, aunque haya sido solo una vez, nos ayuda a superarla siempre.

Para ayudar a alguien cuando lo envidias no siempre hay que desearle lo mejor, si lo que tiene es a base de hacer daño a otros o a si mismo. En esos casos es mejor no hacer nada. Pero si lo que tiene es positivo y le favorece a él o ella misma y además a los demás, hay que potenciarlo mucho en lugar de buscar modos de disminuirlo.

Ahora bien, no creas que siempre hay que hacer lo contrario a lo que nos invita la envidia. A veces no. Todo depende de lo que sea que se envidie y en dónde esté la persona en su camino de evolución. A veces favorecer que le siga yendo bien, aunque le envidies no siempre es lo mejor si la persona hace daño a los demás o a sí mismo. Envidiar que alguien, por ejemplo, tenga diversión, pero a costa de drogas o de mal sexo, no es algo que se deba fomentar, sino al revés. Pero envidiar diversión sana, de risas que nacen del corazón, aunque sean escandalosas, no tiene ningún sentido que las queramos reducir, eso sí sería algo dañino para nosotros y la otra persona. Es un ejemplo pequeño, para que descubras que hay cosas positivas que envidias que pueden ser fomentadas para el bien de esas personas y de las que le rodean, y que cosas no. No es un ejemplo muy bueno, pero es sencillamente uno muy claro.

A veces la gente al sentirse envidiada, lo que hace es reprimir sus talentos para que nadie los conozca. No hagas eso, porque eso hace un gran daño a todos, para empezar a ti mismo. Si sucede, simplemente acéptalo y busca justicia, pero no venganza, en caso de que eso te haya dañado, pero no juzgues ni critiques ni dañes a nadie, porque te vendrá devuelto con fuerza.

Si quieres que la gente te ame tal cual eres, nunca ocultes tus dones. Yo lo he hecho muchas veces para evitar que me envidien, y solo me ha traído sin sabores y dolor. Hay que ser uno mismo siempre, y si te envidian ya se verá que se puede hacer. Si eres el envidiado, porque eso también nos pasa a todos, todos, lo que tienes que hacer es alejarte a veces un poco de esa persona, hasta que se de cuenta, y cuando haya recapacitado, volver como si no hubiese pasado nada. Claro que, si el tema está enquistado y la persona no es capaz de reconocer su envidia, lo mejor que puedes hacer es dejarlo pasar y ya está. No ofuscarte, no enfadarte, no temer, simplemente dejarlo pasar. No hay que protegerse de nada. La vida pone las cosas en su sitio, y a cada persona en el suyo. Si quieres vengarte de alguien que por envidia te ha dañado, tampoco es positivo. Puedes buscar justicia, pero sin venganza, eso sí. Nunca busques venganza o el daño volverá a ti multiplicado de diversas maneras. Si quieres justicia, di la verdad y ya está, en los lugares competentes, quizás con ella misma, quizás en un tribunal, no se sabe, pero nunca con afán de vengarte, sino con afán de reparar la injusticia, para dignificar a tu persona y el mal recibido por un daño que no merecías, porque nadie debería dañar a nadie por nada, y menos por envidia.

Cuando necesites ayuda para superar la envidia, no hagas como si la quieres superar, sino que haz con honestidad la renuncia a ese mal, y lánzate a amar y a ayudar a esa persona para que siga gozando de esa posición, y no esperes que esa posición baje o perderás. Debe ser una búsqueda real de que esa persona prospere, y entonces verás que el amor de Dios, del Universo, o de lo que sea en lo que creas te ayudará.

Para recuperar la salud cuando se envidia, lo que hay que hacer es sencillamente dejarse cuidar por el amor de Dios, o de las fuerzas del Universo. Pídele ayuda desde lo profundo de tu corazón, pero con sinceridad, no con falsedad. No hagas, ahora pido para que el dolor pare para luego seguir deseando mal, no es así como funciona. Hay que dejar de desear el mal al otro, y pedir de todo corazón ayuda, y ésta te llegará. Pero no te pienses que la ayuda es dejar que las cosas positivas que envidias desaparezcan en esa persona, ese no es el camino, puede ser al revés, que se acentúen según tu manera de ver las cosas, para que así lo tengas más complicado, pero no para ponértelo difícil, sino para que te veas con mayor claridad, porque a veces no nos vemos hasta que las cosas han llegado a un extremo grande. Por eso, si quieres combatir la envidia, tiene que haber un sentimiento sincero de querer abandonarla, y entonces si recibirás muchos regalos que te van a gratificar y mucho.

No te creas que la envidia es algo particular tuyo. Eso es erróneo. Hasta los santos, místicos, iluminados, pueden llegar a sentirla. Si ese es tu caso, pídeme ayuda, puede que te pueda orientar en dónde encontrar una solución a ese bache, sin ningún tipo de juicio, pero que te conduzca a amarte mejor para superar ese pequeño obstáculo en el camino que a veces aparece.

Ahora ya sabes mucho de la envidia, pero no sabes algo, y es que a veces la envidia también la sienten los santos y personas muy evolucionadas, pero que nunca la quieren reconocer, por eso hay que estar muy alertas de eso. Si sientes eso, lo que tienes que hacer es pedir ayuda a una persona muy especial, quizás otro santo, u otro ser evolucionado, solo así podrás recibir ayuda de verdad. No recurras a una persona común o te dañaran. Te harán pensar muy mal sobre ti mismo, y ese no es el punto de la cuestión. El punto de la cuestión es que puedas superar ese bache sencillo sin mayor problema, con amor y con gran gratitud hacia Dios, eso es lo que hay que hacer. Entonces si quieres ayuda, escríbeme y te derivo a la persona adecuada según mi parecer. Yo doy terapias y podría ayudar en unos casos, y en otros los derivo, según la situación. Cuando busques ayuda es importante que te pongas en manos adecuadas o sino puedes engañarte a ti mismo sin querer, y en vez de solucionar el tema, engrosarlo, por eso te sugiero que acudas a mi para valorar el tema y reconducirlo según cuál sea tu situación.

Si quieres descubrir mejor la envidia lo que tienes que hacer es llamarme y hablaremos largamente del tema. No te preocupes, si te interesa superarla, te ayudaré.

En fin, ya ves que ya hemos llegado al final, pero el final nunca llega, porque las tentaciones son muy grandes y para superar este tema es preciso que puedas sentirte libre contigo mismo para admitir la verdad sobre ti mismo, sea cual sea, porque quizás tu verdad es muy buena y no la sabes. Ya verás que la vida te recompensa cuando quieras buscar soluciones respecto a este tema, porque es un tema muy delicado. Cuida tu belleza interior, admira las bondades que la vida te regala y piensa siempre que el Universo, Dios, o cualquier otra fuerza suprema llena de amor te ama de verdad, eso es lo que has de pensar siempre. Cuando puedas mira hacia adentro y examínate. Quiérete y permítete reconocerlo todo para poder así avanzar en tu camino de autodesarrollo. Cuida tus mentiras contigo mismo, y perdónate por tus fallos. Todos, hasta los santos y los iluminados tenemos fallos. Te deseo lo mejor en tu camino de superación. El amor es lo que todo lo sana y lo que todo resuelve, confía en Dios y amalo sobre todas las cosas, y así conseguirás mejorar el mundo y a tu persona. Solo el amor sana los corazones.

Cuando el amor llega todo se ha resuelto. El amor lo sana todo y nos conduce a la felicidad. No hay mayor amor que el haber superado una envidia. Y no hay mayor regalo que los resultados de esa superación. Anímate a superarla y llámame si lo necesitas.

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