Creerás que lo que escribo como título es una insensatez, una barbaridad, un sacrilegio, una difamación severa, pues no. Esta es la verdad que si lees atento hasta el final descubrirás. Empiezo primero contándote cómo todos esperamos que sea la vida la que nos dé a nuestro antojo, para que después con un simple y sencillo ejemplo personal descubras de qué está hecha en realidad la guerra en Ucrania, y de cómo entre todos podemos detenerla. No cabe duda de que solo un pacto amistoso mediado por alguien que esté a satisfacción de ambas partes será la solución a dejar de matarnos, porque nos matan un poco cada día a todos, y ya estamos todos involucrados en esto a nivel mundial, de una manera o de otra. Si quieres que la guerra acabe, es preciso que acabemos con la guerra dentro de nosotros mismos, de lo contrario nada funcionará. Si te animas a ir leyendo el artículo entero comprenderás del porqué de este título tan escandaloso que podemos ir matizando según leemos. Piensa que nada es casual y la vida me ha empujado a escribir esto sin proponérmelo. Encontrarás las claves no solo para terminar la guerra en Ucrania sino para acabar con cualquier conflicto en tu vida. Has de ir sin ansias y saboreando cada párrafo sin saltarte ninguno, si no el mensaje no será comprendido. Ánimo y adelante.
Nadie puede hacer que una persona nos dé siempre lo que queremos, ni que la vida se conduzca para cumplir nuestros deseos. En realidad, eso es muy positivo para nosotros porque nos ayuda a crecer, pero la falta de claridad nos impide ver esa realidad.
A menudo pensamos que las personas deben adivinarnos el pensamiento, que averigüen qué es eso que nosotros queremos de ellas, sin darnos cuenta de que es imposible que ellas sepan exactamente qué es lo que nosotros deseamos. Te diré una cosa más. Eso mismo lo trasladamos como actitud frente a la vida. Queremos que la vida nos complazca en todo lo que anhelamos de ella, pretendemos que la vida esté a nuestro servicio y que nos conceda todo eso que esperamos de ella. Y la realidad es que las cosas no funcionan así, ni las personas nos dan lo que necesitamos, ni la vida nos complace del modo que desearíamos. Y todo ello sucede porque nuestra visión de las cosas no es lo suficientemente clara y no sabemos en realidad lo que de verdad es mejor para nuestro proceso de crecimiento. Si crees que todo sucede porque sí caprichosamente, te diré que todo está pensado para que tú despiertes de tu ensimismamiento y abras el corazón. Eso es lo que nadie imagina que la vida ofrece todo el tiempo a través del sin número de acontecimientos que nos ocurren.
Nadie cree merecer una injusticia, pero el cómo respondemos a ella puede ser clave para el resultado final. A veces puede ser una prueba incomoda del destino que terminará conduciéndonos a lo mejor si elegimos actuar correctamente.
Ahora me dirás que en realidad no mereces vivir algunas terribles injusticias. Eso lo pensamos casi todos. No obstante, si viésemos con amplitud, veríamos que esas situaciones indeseables, han sido una prueba para todos los implicados, y que es un juego difícil de descifrar, el cómo en ella se va posicionando cada persona. Ante esa injusticia, hay una persona que decidió realizar un mal contra ti, y estas como poco al menos tú también incluido, recibiendo ese atropello, y es tu decisión si quieres enfadarte y vengarte; o entristecerte y también tomar revancha; o encerrarte en ti mismo; o denunciar el hecho idealmente tras haber perdonado, aprender, y seguir adelante. Quiero decir que si crees que lo malo que nos sucede es solo porque nos lo merecíamos, te digo que puede que sea así, o puede que sea una prueba para ver cómo te posicionas allí, o puede que sea para desarrollar un talento oculto en ti, o para otro propósito que no alcanzas a descifrar ahora y que la vida te descubrirá si hay suerte con el paso de los años.
Que alguien te dañe alguna vez es inevitable, pero si respondes con amor y la otra persona también es generosa, podemos encontrar soluciones óptimas y creativas al aparente desacuerdo.
En general, no debes temer el mal de otros, es inevitable. Siempre habrá gente que decidirá hacerlo movido por intereses y sentimientos diversos. La cuestión no es esa. El asunto determinante es ver qué haces tú con eso. Cómo devuelves la pedrada, o si estás dispuesto a hacer una buena acción con esa injusticia. Por ejemplo. Tenía un abogado que me iba a ayudar a cobrar una deuda a una empresa que vive de explotar la buena intención de pequeños autónomos, a los que como mucho, después de engañarlos, les hacía abonos de factura que no pagaba, porque recuperar ese dinero cuesta más que lo que te deben, de modo que yo no quería recibir ese trato, quise hacer algo para salir de esa injusticia y pedí ayuda a un abogado, que me explicó cómo hacerlo, y lo hice yo por mis propios medios. Era muy poco dinero y se lo quería pagar, cuando lo recuperase, al abogado por su asistencia, aunque él dijo que ayudaba sin más a nuestra ONG, guiándome en el trámite que hicimos nosotros. Con el tiempo, el abogado se desentendió y nosotros cobramos el dinero adeudado. Inmediatamente pensé que como el abogado se había desentendido y no devolvía las llamadas que, me quedaba con ese dinero, ya que por poco que fuera me venía bien, pero decidí buscarlo para regalárselo, y él tras un café juntos me dijo que no lo quería. En todas esas idas y venidas se cocinaron muchos sentimientos, actitudes, y ambos aprendimos que los dos éramos buenas personas y podemos confiarnos recíprocamente. Ese es el resultado de esta experiencia. Está claro que, si de algo negativo buscas cómo hacer el bien, la oportunidad de esa situación es de una dimensión que se puede extender a infinito, porque sé que ese abogado ahora no quiere volver a desentenderse de ningún cliente por pequeño que sea, y yo no quiero dejar de pagar por pequeña que sea la deuda.
A veces queriendo hacer lo correcto te encuentras que el que tienes enfrente es mejor que tú, y entonces en vez de enseñar, aprendes, y todos salimos ganando.
Hoy sin embargo las personas inmediatamente piensan en cómo devolver el mal. Nunca piensan en cómo pueden hacer para devolver el bien y hacer que ambas personas crezcamos. La mayoría de la gente se habría dejado de hablar con ese abogado y se habría quedado con el dinero sin más. Yo, sin embargo, quise ir más allá. Consideraba que ese dinero le pertenecía, aunque se hubiese desentendido y dejase de contestar el teléfono por los motivos que fuesen, y ese sentimiento unido a la realidad de querer enseñar algo con lo ocurrido, me hizo caer en la cuenta de que esa persona en realidad tiene una gran bondad, no es un abogado cualquiera que haga negocio con el dolor del otro, sino alguien comprometido profesionalmente con su labor de defender los derechos de su cliente, y descubrí a alguien realmente bueno. Y si no hubiese intentado enseñar algo, que no había finalmente nada que enseñar, me habría quedado sin saberlo, con mi prejuicio sobre su persona y con el mal sabor de boca de que realmente era un mal profesional. Todo lo que hice me llevo a descubrir la verdad, aprender de mí misma, y por encima él me dio la lección a mi porque no aceptó el dinero incluso aunque le dije cuando quedamos para hablarlo que era un regalo para su hija. Como ves, a veces querer hacer bien las cosas cuando nos sentimos dañados tiene muchas recompensas.
Cuando te encuentras que la persona con la que te relaciones es tan buena como tú y que ambos podemos solucionar los mal entendidos amigablemente, una alegría profunda nos llega a ambos que nos permite construir una relación recíprocamente beneficiosa.
Si quieres saber qué siento cuando intento buscar el mejor resultado de una situación, te sorprenderías. Siempre intento encontrar el camino que nos lleve a aprender a todos, en vez de quedarme solo con que quizás se comportaron mal conmigo. Hacer esto me llena de satisfacción conmigo misma. Y cuando descubro que la otra persona, como en el caso del abogado, era en realidad alguien muy generoso y bondadoso, pues me alegro aún más, porque es muy bonito pensar ahora que volveré a verlo, que quizás, no lo sé, pueda ayudarnos en más cosas que puedan surgir, y ver que la relación se puede reconducir sin romperse, es algo que me llena de alegría. Hoy sé que quien ganó con lo que hice en esa experiencia con el abogado, fuimos los dos, él y yo. Si me hubiese quedado con la primera sensación de me ha dañado, nos habríamos perdido los dos de esto. Él también supo ver mi buen gesto de querer pagar su inestimable ayuda, y sé que confiará en mí, porque sabe que soy legal. Los dos hemos crecido en nuestra relación y nosotros mismos hemos avanzado en nuestro crecimiento personal.
Si actuando correctamente me equivoco en el juicio, pero el otro no es tan bueno cómo sería deseable, se puede romper la relación y ninguno saldría ganando y nunca sabrían realmente la verdad de lo sucedido.
Otra cosa hubiese sido que ninguno de los dos quisiese saber del otro. Imagina que él hubiese querido el dinero y que se enfadase conmigo por haberle dicho que me dejo tirada al no devolverme la llamada y que así no podía confiar en él. El resultado hubiese sido muy distinto, porque él habría negado lo que paso, no habría admitido su fallo como en realidad no hizo, sino que solo explicó el motivo de no haber devuelto las llamadas que tenía que ver con un problema técnico con el móvil, pero no habría comprendido que mi desconfianza era fundada, y entonces ante mi juicio, al saberse libre de culpa real, me habría devuelto mi mal con un ataque, para hacerme ver que en realidad yo tengo un problema con él. Con esa hipotética reacción, yo me habría separado de él. Sí le hubiese dado el dinero que siempre en justicia sentí que le correspondía por su colaboración, pero me hubiese erigido como la persona honorable, que devuelve un dinero, y que es atacada por decirle sus verdades. Y él se habría sentido engañado por mí, porque ese dinero no pagaba ni de lejos su servicio, y por encima lo había juzgado, catalogado y herido. Como ves, el final pudo haber sido muy negativo si él no fuese realmente una buena persona, incluso aunque el motivo de no devolver aquellas llamadas tuviese una justificación legitima.
Si el juicio es correcto y la otra persona actuó realmente mal pero no lo admite y ataca fingiéndose herido, perderá la persona que ha actuado incorrectamente y que no solo no lo acepta, sino que por encima además intenta dañar.
Y te comparto otro posible final hipotético. Imagina que él me hubiese mentido, y que no devolviese las llamadas porque pensase que soy un cliente que no le interesa porque ni le va a pagar bien y solo le hago perder tiempo, pues ya te digo que él habría sufrido más que yo, porque no solo habría recibido el dinero, sino que me hubiese atacado sabiendo que en el fondo él se había equivocado y que yo he dado en la diana del juicio de que realmente se merece mi desconfianza. Ese es otro nivel de respuesta aún peor que la anterior, y el final hubiese sido, que yo le habría dicho que he comprobado que su excusa es una gran mentira, porque de su reacción agria, habría deducido que realmente me dejo tirada. No habríamos quedado para darle el dinero, sino que le hubiese hecho una transferencia y así no habríamos aclarado nada, y entonces él sufriría recibir ese dinero, porque sabría que se comportó mal, y se dirá que no, que él tiene razón, y se lo contará a los amiguetes, “menuda cliente, qué descaró, cómo está la gente hoy en día”, y todos le habrían dado palmitas en el hombro, pero en el fondo él no estaría satisfecho con el resultado y seguiría enfadado, pero lo que ya ni sabría es que ese enfado es consigo mismo y no conmigo.
Si la persona que dañó no acepta la crítica y es realmente malvada podría urdir un plan para atacar severamente a quien no le ha hecho nada más que expresar una verdad y entonces quien perdería serían los dos, pero quien a la larga tendrá que resignarse a no sacar ventaja de sus malos actos es la persona que dañó.
Pero siguiendo con lo mismo, imagina que ese abogado fuese realmente una persona malvada. ¿Qué habría hecho?. Sí, cobrar el dinero, y decirme que, en realidad, es más, que ya me emitiría una factura con el importe correcto. Que yo no tengo ni idea de derecho y que si he cobrado es por él, y que él no trabaja gratis para nadie, y menos para una ONG que solo pedimos dinero a la gente en vez de trabajar en serio en algo que añada valor, porque ayudar a otros a costa de su dinero no tiene ningún mérito. Y además diría que, si no le pago, me va a denunciar él a mí por impago, y que tiene las pruebas de que le pedí sus servicios porque nos intercambiamos email, y que la tarifa según el colegio de abogados no es lo que yo he recuperado. Y si yo no pudiese pagar, me llevaría a los juzgados, y me embargarían el coche porque no tengo dinero. Y entonces, ¿yo qué hubiese hecho si lo que quiero es devolver bien cuando veo mal?. Muy sencillo, pagar, callar, y decirle que se ha comportado mal. Escribiría en mi blog sobre él y le usaría de ejemplo del tipo de personas de las que debes alejarte cuanto antes para que no te dañen. Ese bien, se concreta, en que él no podrá volverme hacer mal, ni a mí, ni a muchos otros que gracias a mi habrían sabido su verdad. Y su mal, es una mala reputación por la que habría perdido potenciales clientes. Y entonces el desajuste injusto, con mi bien se habría ajustado.
Si ambas partes actúan maliciosamente y con saña, se dará una escalada de violencia con daños múltiples y colaterales que, si no se frena, en última instancia podría conducir a que se maten
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Con todo esto quiero decirte que el resultado de en donde puede quedarse un conflicto entre dos personas, dependerá siempre de las dos personas. Si las dos van motivadas por hacer el bien, terminarán con el tiempo haciéndose amigos y ayudándose. Si por el contrario una de las dos personas actúa mal, perderá siempre más esa persona. Y si las dos actúan mal, el conflicto no acabaría, y seguirían luchando, de modo que habría una escalada de violencia, en donde finalmente podríamos acabar mal. Las guerras son un claro ejemplo de cómo la escalada de violencia nos lleva a matarnos. Lo que pasa en Ucrania hoy en día es responsabilidad de todos cuantos hemos decidido participar matando. Si una de las dos partes decidiese abandonar las armas, claramente la paz volvería, quizás con una dictadura, pero se salvarían muchas vidas, la mitad estaría, como ya está, en el extranjero, y la otra mitad en una dictadura, pero sin perder la vida. ¿Una patria vale la vida?. Para quienes están en defensa la defenderían a ultranza, para mí, mi vida y la de mi familia vale más y huiría y si no aceptaría durante el período que viva el dictador la sumisión aparente, porque en mi corazón seguiría siendo libre, protegería a los míos, los amaría, disfrutaría de ellos, y en medio de la dictadura mi vida seguiría teniendo sentido y sería feliz a pesar de las reglas por estrictas que éstas sean; y a pesar de la escasez, si al menos todos podemos seguir comiendo y viviendo. Por eso devolver el mal nunca aportará la paz. La verdad es que yo no sería capaz de matar. Hay estudios basados en datos de conflictos históricos de enfrentamientos de cuerpo a cuerpo, que demuestran que un porcentaje importante de las personas obligadas a luchar sin posibilidad de hacerse objetor de conciencia terminan dejándose matar si siquiera intentar disparar su arma. Más aún, volviendo a los inicios del conflicto en Ucrania, ¿no hubiese sido mejor decir no a la OTAN y evitar la escalada del mismo hasta su desembocadura en la guerra?
No obstante, a pesar de que las cosas son difíciles, intentar ganar siempre es un despropósito que solo señala tu incapacidad para amar.
Tras deshilvanar lo anterior, volvemos al principio de qué le pedimos a la vida. ¿Salirme con la mía a costa de lo que sea?, ¿incluso aunque tenga que dañar o matar?. Pues no, las propias reglas no escritas de cómo se mueven las energías a nivel sutil, colocarían a cada uno en la situación ideal para que realmente cayese en él la cuenta de su error si no está amando bien. Puede que su obstinación para ver la verdad de que no ama sea tan grande que termine matando; puede ser que su testarudez le lleve a perderse lo mejor que hay en la vida que es llenar nuestro ser interno de amor; puede que su mediocridad le lleve a aceptar pactos de sometimiento que no son necesarios porque la vida no estaba en juego; puede que su honorabilidad le lleve a mantener las formas a pesar de todo y creerse superior sintiéndose por dentro poca cosa, porque quienes aspiran a la superioridad en realidad no entienden que en el fondo están escasos de amor. Y así podría seguir y seguir, para explicar que no es necesario que la vida te mantenga en posiciones negativas que tú sin saber no te interesan.
Hemos visto como en el mes de julio ha habido una escalada de violencia en la guerra entre Rusia y Ucrania, y no debemos engañarnos porque es claro que los dos han deseado seguir combatiendo y ninguno ha querido negociar. Eso tarde o temprano podría conducir al apocalipsis como resultado del probable uso de armamento nuclear.
Con todo lo anterior he de decirte que no sé cuánto tiempo la guerra en Ucrania seguirá, pero una cosa en clara, ese mal en todos los que desean seguir matando se volverá en nuestra contra tarde o temprano, porque la escalada de violencia sigue, y lo que está en cuestión es la supervivencia de todos porque Rusia tiene armamento nuclear y EEUU que apoya a Ucrania también. Hemos vuelto sin querer a esos años en que temíamos que presionar un botón destruyese todo. Solo un acuerdo en donde se deje de atacar llevaría a la paz, y eso es algo que no ha sucedido aún. Me temo que EEUU ha incendiado el conflicto recientemente en julio 2023 al aceptar enviar bombas racimo a Ucrania, y las noticias de hoy 20 de julio 2023 eran muy malas porque la respuesta de Rusia es atacar a los puertos para que no salga cereal de Ucrania, con lo que el mal se ha desatado en vez de haberse moderado. Un pacto habría evitado eso, pero ninguno quiere ceder, uno porque se cree con la verdad de que se defiende cuando asesina, y otro porque se cree atacado, aunque sea él el instigador. Y esto se pudo evitar si todos a escala menor hubiésemos hecho como realmente hicimos el abogado y yo, habríamos construido un futuro esperanzador, lleno de confianza y recíproca ayuda. La realidad es que aproximadamente un tercio de la población mundial sería incapaz de matar a una persona.
La paz, sin embargo, contra todo vaticinio pesimista, llegará, porque hay demasiada gente de bien implicada en la toma de decisiones, que presionarán a un acuerdo negociado recíprocamente aceptado que conduzca al fin de la guerra.
La realidad no supera la ficción, y por eso te digo que la paz en Ucrania va a llegar con un acuerdo. No creo que el mundo desaparezca con la activación de bombas atómicas unos contra otros, simple y llanamente porque aún en la Tierra hay mucha gente buena que lucha por el bien. Ojalá que quienes toman decisiones me leyesen, quizás pensarían que aún algo se puede hacer. Le cambio el título a mi artículo, lo maquillo un poco más y hablo sobre la guerra y la paz, y estoy dudando, y lo haré ahora mismo. Y en vez de llamar a este artículo “Quiero que la vida descubra lo que yo quiero de ella”, lo voy a llamar, “La guerra que Ucrania quiere mantener y Putin desea acabar”, y a ver si alguien lee, pero para eso tengo que iniciar con un párrafo distinto, en donde enlace con todo lo demás, así entrará en juego los dos temas. Porque los egos siempre quieren ganar, pero no amar, así que se los serviré muy bien, para que se vea enlazado, y cuando lleguen aquí dirán, vale, fue el efecto de querer hacer el bien a Putin y al mundo entero. Porque ojo, yo no creo que Putin sea malo al cien por cien. Como tampoco creo que Zelenski sea bueno al cien por cien. Ambos tienen que aprender mucho, porque está claro que no han sabido evitar las muertes que tan poco sentido tienen.
La clave de la resolución de todo conflicto es desarrollar en tu interior un amor que no está fuera, sino dentro de ti, y solo debes dejarlo ser y crecer.
En fin, quizás si nos unimos en buscar el bien común podemos entre todos cambiar un poco la perspectiva y contribuir con un grano de arena a que la guerra en Ucrania termine. No puedo terminar sin antes decirte que si quieres amar mejor no es huyendo de ti mismo cómo lo conseguirás, sino al revés, debes abrazar la verdad de que somos personas aprendiendo a amar mejor. Eso es todo. Nuestra verdadera misión en la tierra es amarnos mejor a nosotros mismos y entre nosotros, solo eso acabaría con el sin sentido de la guerra. Gracias a ti que quieres dejar huella en el mundo, que deseas que la vida te dé lo que necesitas para verdaderamente amar mejor, para que dejes de hacerte y hacer daño, para que te des cuenta que la vida no se termina en la Tierra, sino que seguramente algo de ti permanecerá para siempre, y el destino de esa parte nuestra no es el mismo según y cómo hayamos vivido. Sé ejemplo de amor en la Tierra y renuncia a devolver mal por mal.
Ninguna muerte tiene sentido, porque nadie sabe jamás qué ocurrirá después de ella, y solo de pensar que de algún modo nuestra existencia continua debería ser un motivo de prudencia para no ensañarnos malamente con nadie en vida.
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