Quién soy yo en realidad

Todos nos hemos hecho esta pregunta alguna vez en la vida. ¿Quién soy?. Suele suceder que ante esa cuestión algunas de las ideas que se nos vienen a nuestra cabeza, además de obviamente nuestro nombre, es todo aquello con lo que de algún modo nos identificamos: nuestra nacionalidad, nuestra profesión, nuestro rol de amigo, hijo, padre, empleado, jefe, profesor, jubilado, adulto y otros tantos. Sin embargo; no somos eso.

Sin embargo; no somos eso.

Por supuesto nacimos en un lugar específico, sigamos viviendo en él o no, en el seno de una familia en particular, y ejercemos una profesión determinada. Todas estas particularidades dicen cosas sobre nosotros, pero no llegan al fondo del misterio. Más bien al contrario, algunas de estas identificaciones con lo que no soy en realidad pueden generar divisiones con otros seres humanos, que lejos de ser útiles, pueden hacernos mutuamente daño de diversos modos. Haber nacido en un país determinado puede, por ejemplo, hacerme sentir superior o inferior a otros, y nos creemos a tal grado esto, que nos influimos unos a otros para que esas ilusiones creadas se hagan realidad y repercutan en cómo nos valoramos a nosotros mismos y a otros. Es obviamente tan ridículo considerarse superior por tener una nacionalidad determinada, como lo es el percibirse inferior por el mismo motivo. De igual modo sucede con las profesiones, algunas nos hacen pensar que hemos triunfado en la vida y otras todo lo contrario.

El cómo nos sentimos respecto a algo depende mucho del cómo interpretamos y damos valor a eso con lo que me identifico!.

El cómo nos sentimos respecto a algo depende mucho del cómo interpretamos y damos valor a eso con lo que me identifico, lo cual por otra parte suele estar afectado, no solo por nuestra experiencia hasta ese momento en la vida, sino por lo que otros piensan y nos han inoculado desde pequeños, creencias que hemos recibido por parte de nuestra familia, amigos, profesores y la sociedad en general. Opiniones sociales tan falaces como temporales, ya que todas van cambiando con el devenir de los tiempos. Valoraciones que nosotros mismos alimentamos, hasta que decidimos cambiarlas. Es increíble, por ejemplo, la diversidad de opiniones, sentimientos, juicios, respecto a la sexualidad, y cómo todas ellas van variando con el pasar de los siglos y de un país a otro pese a los irrefrenables intentos de globalizarlo todo; cómo varían también los estereotipos de lo que se vende como bello en el espacio y tiempo.

Con todo esto no quiero negar la utilidad del rol, éste es necesario, si bien es preciso que no me identifique con él hasta el punto de que el rol coma a mi persona.

Con todo esto no quiero negar la utilidad del rol, éste es necesario, si bien es preciso que no me identifique con él hasta el punto de que el rol coma a mi persona. Cuántos médicos hay, por ejemplo, escondidos detrás de una bata blanca que les hace sentirse importantes. Y no hacen falta batas blancas o trajes elegantes, las adhesiones con algo van más allá de la ropa que usamos, es como si nos ocultásemos detrás de una máscara, tememos que nos vean, y nos relacionamos con el traje que mejor se nos acomoda, a veces incluso usando disfraces grotescos que no nos gustan y que otros nos han colocado y nosotros aceptado implícitamente. No olvidemos tampoco de otro tipo de afiliaciones, como las que hacemos con ideas, con partidos políticos, religiones, equipos de fútbol.

Cualquier idea en contra de todo aquello con lo que me identifico, puede hacerme reaccionar con inusitada agresividad!.

Cualquier opinión en contra de todo aquello con lo que me identifico, puede hacerme reaccionar con inusitada agresividad, en aras de defenderme, como si se pusiese en cuestión mi valía o lo que soy….. ¿a quién defiendes?, ¿una idea que no eres tú pero a la que te has adherido y a la que le das cualidad de verdad absoluta?, quizás en esos momentos es cuando más lejos estamos de ser. Es así, como cualquier derrota o victoria de un grupo al que me afilio, puede hacerme sentir terriblemente desgraciado o feliz, como si realmente yo hubiese perdido o ganado algo.

No eres nada de todo eso que creías que eras o con lo que te identificabas!.

Supongo que, si has leído hasta aquí y ha habido suerte, estarás dándote cuenta de que en el fondo no eres nada de todo eso que creías que eras o con lo que te identificabas, y entonces, si la fortuna nos acompaña, querrás saber quién eres entonces en realidad. Quienes han ido profundizando en ese camino de querer saber quiénes son en realidad, se han adentrado en la búsqueda del autoconocimiento y para ello han iniciado variados caminos, todos ellos con su legitimidad propia. Algunos han encontrado ventura y se han conocido mejor haciendo psicoterapia, otros han buscado en distintos tipos de meditación, ciertas personas han explorado en la comida para llegar al fondo de lo que son, basándose en esa idea de “somos lo que comemos”, varios han acudido a la lectura de mapas múltiples que describen un número de personalidades determinadas, con el deseo de encontrar alguna en la que se vean reflejados, y otros nos hemos aventurado con un poco de todo.

Los mapas No son el territorio. Nadie cabe en un mapa!.

Especial mención quisiera hacer de dichos mapas por su fácil carácter limitante, así como los posibles riesgos que entrañan si no se usan correctamente. Hay varias teorías, estudios, filosofías que nos ayudan a adentrarnos en el camino del autonocimiento, a través de la descripción de un número restringido de personalidades tipo. Por citar algunas pocas de las que conozco: Eneagrama, Numerología, Carta Natal del IChing, Carta Natal del zodíaco, Ki de las 9 estrellas. Tardé mucho tiempo en mi vida en animarme a indagar usando estas vías. Al principio tenía ese temor que algunos tenemos de que vamos a descubrir algo malísimo de nosotros que no vamos a poder aceptar. Otros tendrán otros miedos. Yo tenía ese. Como si el resultado de descubrirme en algunas de las variantes del abanico de posibilidades finitas ofrecidas por cada una de estas veredas fuese a ser además, una especie de vaticinio fatal absoluto y permanente que cosificaría lo que soy sin poder ser otra cosa distinta.

Las interpretaciones son a veces tan relativas, y el gran misterio de lo que somos tan profundo, que no habrá ninguna que describa todo sobre alguien.

Conozco las vías anteriores, y puedo decir que todas y cada una de ellas han mostrado una cara real de mi personalidad, de mis fortalezas y debilidades; han tenido su utilidad; sin embargo, aunque no hubiese precisamente contraposición, cada una ponía el acento en algo distinto, y algunas de mis cualidades eran intensificadas, suavizadas o simplemente matizadas al conjugar unas teorías y otras. Me pareció muy interesante, y aprendí mucho con ello; no obstante, son eso, mapas, no abarcan todo el territorio. Nos ayudan en un momento dado si sabemos mirar a través de ellos con mirada amplia y corazón abierto, pero no son verdades absolutas. Nadie cabe en ningún tipo determinado de carácter clasificado, y si te has lanzado en la aventura de averiguar cosas sobre ti y sobre otros a través de alguna de estas veredas, he de decirte, que las interpretaciones son a veces tan relativas, y el gran misterio de lo que somos tan profundo, que no habrá ninguna que describa todo sobre alguien. Es importante el cómo usamos estas clasificaciones. No niego su guía puntual, siempre que se reconozca verdaderamente que ninguno de nosotros somos algo rígido. No cabemos en ningún catálogo, ni siquiera en la suma de todos ellos, incluso considerando que todos tenemos una cierta dosis de todos los tipos descritos por cada filosofía, no somos ni la suma de todos ellos.

Mirar a alguien a través de un esquema es empobrecerlo, es hacer una caricatura de la persona que puede condicionar el modo en cómo nos relacionamos con ella.

Mirar a alguien a través de un esquema es empobrecerlo, es hacer una caricatura de la persona que puede condicionar el modo en cómo nos relacionamos con ella. Peor aún si nos creemos que unos tipos de personalidad son mejores que otros, o nos gustan más o menos por el motivo que sea, habremos convertido una fuente de saber y de conocimiento en el origen de la separación, de prejuicios, de valoraciones llenas de juicios, de filias o fobias, de simpatías o rechazos, no solo hacia otros, sino hacia nosotros mismos también.

Estas vías de autoconocimiento generalmente poco o nada dicen del nivel al que hemos llegado respecto a nuestra capacidad natural de amar, tampoco nos hablan de cuán desarrollada está nuestra bondad innata, ni del grado de consciencia alcanzado hasta el momento, ni explican lo que en el fondo nos une y nos hace a la vez únicos a cada uno.

Además de que estas vías de autoconocimiento generalmente poco o nada dicen del nivel al que hemos llegado respecto a nuestra capacidad natural de amar, tampoco nos hablan de cuán desarrollada está nuestra bondad innata, ni del grado de consciencia alcanzado hasta el momento, ni explican lo que en el fondo nos une y nos hace a la vez únicos a cada uno. Mirarnos o tratarnos a nosotros o a otros a través de las gafas de un tipo de clasificación en particular, puede limitar la maravilla única y diversa, múltiple y plural, de lo que cada uno somos. Por qué empeñarse en enmarcar algo inabarcable, inmenso, libre y absolutamente diverso que puede ser todo y nada a la vez. Puedo por ejemplo, ser débil y a la vez fuerte, ser dulce y también agrio, seguro e inseguro al mismo tiempo, divertido y aburrido, ¿por qué negar lo que puedo llegar a ser o sentir en miles de circunstancias distintas?, ¿por qué no saborear cada faceta, cada enfado, cada reconciliación?. ¿Quién dice que solo puedo ser algo cuando lo puedo ser todo?. Darnos la libertad de dejarnos fluir con lo que hay en cada momento, sin juicio, con mirada amable y comprensiva, es tan maravilloso como inmenso, tan rico, como infinito.

Conocerse a uno mismo, no cabe duda de que es una fuente de sabiduría que nos dotará de recursos y nos ayudará a mejorar nuestras relaciones con nosotros mismos y los demás.

Y es que, en cualquier caso, conocerse a uno mismo, no cabe duda de que es una fuente de sabiduría que nos dotará de recursos y nos ayudará a mejorar nuestras relaciones con nosotros mismos y los demás, a veces a base de conflictos iniciales, y otras con cierto dolor. Quizás tienes que aprender, por poner un ejemplo cualquiera, a poner límites a otros, para relacionarte saludablemente contigo mismo. O incluso también ponértelos a ti mismo, para relacionarte positivamente con otros. O una combinación distinta de estos aspectos. Y hasta suceder lo contrario, que lo que haya que comenzar a hacer es dejar de poner tantos límites. Sea como sea, el autoconocimiento es verdaderamente una de las tareas más apasionantes del vivir, una de las mayores conquistas que podemos conseguir, de la que podemos cosechar muchos frutos valiosos, como es el alcanzar una mayor comprensión y en consecuencia tolerancia y respeto por nuestros procesos y los de otros, que nos conduce a vivir con un grado de libertad y plenitud mayor.

Conocerse a uno mismo no tiene fin mientras vivamos.

Sin embargo, la tarea no termina allí. Conocerse a uno mismo no tiene fin mientras vivamos. ¿Qué soy entonces?. Si no soy nada con lo que me identifico, ni soy ningún mapa, ni siquiera esa personalidad que conozco de mi mismo, ni tampoco esos sentimientos cambiantes, ni mucho menos las circunstancias que me rodean y pasan. Entonces ¿quién soy?. Un día, sin pensar qué eres, llegas a ver a tu familia, estás llena de confianza, de amor, de un delicado gozo interior, entonces comienzas naturalmente a comer despacio y saboreando la comida de un modo especial y único como antes nunca habías hecho, sin esa prisa que te caracteriza, sin pretender hacerlo de este modo, simplemente sucede, y te das cuenta de ello en el momento inmediatamente continuo, estás conectada con una profunda serenidad, y así, sin pensar que eres, un atisbo de lo eres ha sido, y al momento siguiente quizás ya no.

Seguramente algo es verdad, eres único en el universo, y si la fortuna acompaña, el profundo reconocimiento de lo verdaderamente valioso y autentico que eres en realidad, te llevará una vida descubrirlo, sino es que varias -si es que hay más de una- pero descubrirlo nos traerá paz, libertad y plenitud. Entonces, ¿por qué no empezar el camino ya?.

Y parafraseando a Seyyed Hossein Nasr:

¿Cómo puedo llamarte tú a TI, si yo no soy y Tú eres Yo?”.

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