Lo que nadie sabe sobre la ansiedad

La realidad es difícil de ver. A veces creemos que hemos encontrado una verdad para inmediatamente sopesar que eso que hemos averiguado es absolutamente incompleto. Sobre la ansiedad se ha escrito mucho. La mitad de la población mundial sufre ansiedad, y nadie entiende cómo una enfermedad tan común no pueda ser atajada al cien por cien de ningún modo plenamente satisfactorio. Te hablaré en este artículo de dónde nace en realidad y que puedes hacer para superarla.

Normalmente se identifica la ansiedad con el temor de que algo negativo suceda en el futuro, aunque en realidad vivirlo a menudo no es tan malo como pensarlo, y el sufrimiento de la etapa anterior no ayuda en nada y se antoja hasta absurdo ya que nadie sabe qué ocurrirá y cómo lo viviremos.

La ansiedad tiene mucho que ver con pensar que algo en el futuro puede salir mal, que voy a perder a una persona querida, o ese trabajo que tanto necesito o lo que sea que piense que para mi es absolutamente imprescindible y sin lo que podría tener una situación de mucho dolor. El tema es que, si realmente vivimos esa situación que tanto nos agobia, descubriríamos que vivirla es más fácil que pensarla y que el sufrimiento pasado durante la espera no ha servido de nada, sino al revés, que nos ha debilitado. Puede incluso que después de esa espera eso temido ni siquiera suceda, con lo que ese dolor es un gran sin sentido que no solo no ayuda, sino que daña. Si además resulta que ni sucede, ese sufrimiento previo es aún más absurdo. Lo ideal es esperar tranquilamente a que sucedan las cosas y simplemente hacer lo que está en nuestra mano y el resto dejarlo a la buena esperanza de que quizás todo termine bien.

Vivir como si fuésemos a morir sin morir es lo ideal, así no pospondremos la felicidad, y los deseos se intentarán realizar cuanto antes, en vez de ser fuente de insatisfacción, cuando no de ansiedad porque temes no lograr lo que deseas.

Algunas veces cuando deseas algo, también puedes padecer la ansiedad de no poderlo obtener, eso también es un tipo de sufrimiento muy común porque nadie está totalmente satisfecho con cómo están las cosas ahora mismo. Siempre hay un algo más que pedirle a la vida. Sí, me siento feliz, pero si además tuviese esto otro, lo sería aún más, y en ese trance no solo posponemos la felicidad que ya puede ser vivida ahora con el agradecimiento de lo que realmente sí tengo y se me ha dado a veces sin haber merecido, sino que además en dicha insatisfacción perenne se esconde la clave de la infelicidad.

La felicidad no se debe buscar fuera sino dentro. Lo que crees que te da felicidad es algo que has proyectado, no es la felicidad en sí misma, que siempre está a nuestro alcance hasta en etapas de dificultad.

Es curioso, todo el mundo coincidimos en que queremos ser felices, pero nadie busca la felicidad en su interior, siempre la buscamos en cosas externas que nos pueden suceder. Y realmente ninguna cosa externa por sí sola produce felicidad si no hay dentro la clave que hace que eso externo sea percibido como productor de felicidad. Si creo que tener un diamante precioso me dará felicidad, al tenerlo gozaré un instante, pero si creo que es en realidad una piedra más carente de valor, lo más probable es que tenerla sea un algo anodino que pasa por mi vida sin pena ni gloria.

No es la adversidad lo que origina la ansiedad, sino el temor de creer que no puedes salir de ella. Si confías, hasta en esos momentos podrás encontrar momentos de auténtica paz.

Ahora estás quizás suponiendo que ser feliz no es fácil, y en realidad ser feliz todo el tiempo es imposible. El sufrimiento en la vida de las personas en la tierra es francamente inevitable, pero si somos listos, podremos obtener felicidad de cada situación adversa, si nos comprometemos con el amor. Nunca he vivido en mi vida con menos de todo, con menos compañía y con menos dinero, ya que llevo más de cuatro años sin ganar dinero, y dedicando mi vida a los demás sin gran retorno, sin embargo, aunque mis ahorros menguan, no siento preocupación, no sufro de ansiedad, no reparo en compartir lo poco o mucho que tengo con los que menos tienen. Y sin embargo nadie, ni yo misma entiendo a qué se debe que me sienta equilibrada en un momento tan difícil.

Es verdad que el sufrimiento es inevitable, pero si podemos añadir más o menos dosis en función de cómo enfrentamos la adversidad. Yo tengo muy poco últimamente, y eso es doloroso, pero reconozco que a pesar de ello algunos aspectos son fuente de alegría.

Hace años, la idea de no tener trabajo podía producir en mi una gran preocupación, y casi entré en alguna ocasión en un estado de sufrimiento atroz al pensar que no tendría nada de lo que quisiera. Y de hecho, sigo pensando que esas cosas difíciles de obtener, siguen siendo complicadas de que lleguen, y si bien hay dolor, estoy serena. Entiendo que si la vida no me lo da será que no ha llegado el momento. Y cuando ha pasado tanto tiempo sin tener cosas básicas que la mayoría de la gente obtiene con gran facilidad, me digo si no ha llegado el momento de tirar la toalla y ya está.

No es fácil vivir sin dolor cuando lo que más anhelas no llega pero, aunque eso me sucede desde siempre, la realidad es que no me rindo, porque un algo me empuja hacia adelante.

Y en cuanto pienso, eso no es quizás para mí, me doy cuenta que no es verdad, que el anhelo es profundo y que está en la raíz de mi Ser pero, sin embargo, lo que más he deseado desde siempre, se resiste y se resiste. Me pregunto qué fuerzas hacen que eso no llegue, y me digo a mí misma que quizás no son para mí, y me duelo, porque siento que, si algunas cosas llegaran a mi vida, no solo mi felicidad, sino la de los que me rodean se multiplicaría, y que me alegría me haría vencer a cuanto obstáculo se pusiese en el camino para hacer mi soñado proyecto de expandir el amor en el mundo a través de mi ONG.

Mi ONG se mantiene con mis ahorros que van menguando, y el peligro de quedarme sin nada es grande y a pesar de ello persigo mi sueño de expandir el amor con ella.

Mi blog, mi ONG, no dan para cubrir los gastos, por lo que obtener un sueldo de allí es absolutamente inviable. Sin embargo, sigo con mi dinero personal, cubriendo los gastos que mi ONG hoy por hoy no cubre. Y a pesar de que cualquiera desde fuera si conociese la realidad de mi situación se espantaría de horror, yo permanezco fiel a mi proyecto de amor, en un modo de confianza incomprensible, que me apura a decirme a mí misma, si acaso no soy insensata, si no estoy perdiendo el contacto con la realidad. Si no debería abandonarlo todo, y buscar un trabajo remunerado y entrar en ese sistema de perseguir la zanahoria del dinero que nunca me movió en ninguna de mis decisiones.

En realidad, no sé si gastaré todo lo que me queda en este sueño de hacer el bien, porque la verdad es que el panorama no es muy esperanzador.

No sé si podré seguir escribiendo como lo hago ahora, enfrente de una playa paradisiaca de Fuerteventura, y dedicando mi tiempo a dar y dar. No sé si una vez perdido todo mi dinero en este propósito que muchos no creen viable, salvo unos pocos, tendré por la fuerza que abandonar. No sé si el bien querrá el bien que intento prodigar, ni sé si realmente el mal está frenando lo que empuja sin cesar.

Volviendo a la ansiedad, puede que a veces sea necesaria, si ésta te impulsa a hacer el cambio en tu vida a mejor que tanto necesitas y te resistes a hacer.

Pero volviendo a la ansiedad que tantos padecen, y que a su vez tanto sufrirían con una situación caótica en muchos sentidos como la que tengo ahora, tengo que decir que la ansiedad no es algo que se deba perder al cien por cien. Claro, ahora te rompo todos los esquemas. ¿Es posible que vivir en ansiedad tenga algo de positivo?. No lo sé si realmente lo es porque nunca la he padecido, pero si ésta te empuja a hacer el cambio que necesitas para ser feliz, bienvenida sea.

Si lo que origina la ansiedad es el tipo de vida que tienes ahora, está claro que debes cambiarla del modo en que la vida te empuje a hacerlo, incluso aunque la incomodidad y la ansiedad sin querer se hayan convertido en tu lugar de confort.

Si piensas que no eres feliz, pero que a su vez sufres ansiedad, quizás debas preguntarte, si el mal, no es otro. Quiero decir, que si el origen de tu ansiedad no es el temor por lo que pueda pasar en el futuro, ni la continua frustración de anhelos profundos que se desvanecen con la vida que no te da, sino que el origen se ancla en la insatisfacción del tipo de vida que tienes ahora, está claro, que lo que debes acometer es un cambio de vida, y que no debes posponerlo, incluso aunque la incomodidad y la ansiedad se hayan convertido en tu lugar de confort para no quitarte la piedra que aplastas contra ti mismo con dureza.

La ansiedad anclada en la falta de capacidad de amar, es aquella que se debe combatir, porque es la razón primigenia en donde se origina la ansiedad.

En fin, si quieres que te diga qué clase de ansiedad produce la insatisfacción perenne de haber perdido todo sentido en la vida, te lo diré, y es no haber amado jamás. Por eso es que, en realidad, detrás de la ansiedad, no hay más que falta de capacidad de amar. Quizás te prodigas de modos muy distintos a los demás, pero sin embargo la huella de la capacidad de amar no está nutrida todavía suficientemente, porque quizás no has sabido hacer renuncias importantes en pro del amor. Si quieres amar mejor y dejar atrás la ansiedad no solo hay que querer amar, y hacerlo, sino que hay que entregar esa energía, desde lo hondo del Ser. Si abrazas a la persona más amada y no eres capaz de entregar amor en ese abrazo, e incluso a veces rehúyes de él, verás que el daño en tu Ser tiene un origen que debes sanar para poder entregar amor a quien tanto quieres y no amas.

Hay un ejemplo claro de cómo detrás de la ansiedad está la falta de desarrollo de tu capacidad de amor incondicional.

Y aquí vamos entrando en la materia que ningún psicólogo se ha atrevido a investigar con seriedad. ¿Es posible que detrás de la ansiedad no haya más que falta de desarrollo cuantitativa y cualitativamente notable de tu capacidad de amar?. Pues sí, así es. La ansiedad se nutre de ese mal de no haber amado en mayúsculas e incondicionalmente a nadie, por los motivos que sean. Te daré un ejemplo muy sencillo que te ayudará a entender cómo esta verdad es posible, aunque nunca, que yo sepa, se haya dicho.

Si además de dolor, la partida por un tiempo largo de la persona que quieres te causa ansiedad es que no has llegado a amarla incondicionalmente, de lo contrario sabrías que podrías volverla a amar a su retorno, y la ansiedad desaparecería.

Si supieras que un día la persona amada va a salir de viaje por un tiempo y que no la verás en años, ¿qué pasaría?. ¿Sufrirías?. Sí, de eso no cabe duda. ¿Tendrías ansiedad de que eso pueda suceder?. No, si la amas. ¿Porqué no tendría ansiedad de perder largamente a alguien amado si realmente la amase al cien por cien?. Muy sencillo, porque sabrías que, a pesar del dolor de la temporal separación, sabes que tu amor por esa persona no morirá con su partida, y que cuando vuelvas a verla, podrás volver a entregar tu amor, si la otra persona lo desea.

Si no amas incondicionalmente a la persona que quieres y se va, lo que sucederá es que te agobiará la idea de que tu amor muera sin haberlo entregado al cien por cien.

¿Qué pasaría si la persona amada no es realmente amada y decidiese partir unos años?. Que sentirías además del sufrimiento normal, ansiedad. La ansiedad de que la persona que despierta en ti el amor se vaya, sin haber tu desarrollado antes esa capacidad de amar al cien por cien. Eso si es grave. ¿Cómo puedo tolerar su partida, si quien realmente más amo y quien me ayudaría a mejorar mi capacidad de amar no está?. Eso es trágico. La desesperación se apoderaría de ti. No sabrías cómo salir del horror.

Si la amas incondicionalmente y ese viaje es bueno para ella, la apoyarás sin más preocupación, podrás desprenderte temporalmente de ella sin ansiedad.

Sin embargo, si la amas de verdad, verás que quizás ese viaje es bueno para ella, que esa persona necesita experimentar una misión importante a la que no la puedes acompañar, y quizás entonces, te sentiría de algún modo coadyuvante de permitir su partida, y un algo profundo te llevaría a apoyar su partida si es por bien.

El miedo de los padres por la partida de los hijos se haya en que no los aman incondicionalmente y temen que su partida mate el amor que hay.

El problema de los padres que temen que sus hijos se vayan de casa, en realidad es el temor de sentir que el amor que sienten por ellos morirá si los dejan de ver, pero la realidad es que los vínculos de amor no se rompen jamás, ni con la muerte, y el lazo seguirá nutriéndose invisiblemente, de un modo difícil de explicar y menos en un artículo de blog.

Sufrí hace 6 años la muerte de una persona amada incondicionalmente sin padecer ansiedad, y mi dolor, no era tanto la pérdida en sí, ya que la muerte no rompe los vínculos de amor, sino que él no me hubiese podido amar antes del mismo modo y así cerrar el círculo del amor correspondido.

Si quisiera de verdad a alguien, a al menos una persona, vería que puedo estar con ella y sin ella. Que duele no contar con ella, pero que puedo ser moderadamente feliz sin ella. Yo amé durante 15 años profundamente a una persona que falleció hace 6 años. No la he echado de menos jamás. Echo de menos no tener ciertas cosas que teníamos y que podría tener con otra persona y no tengo, pero no echo de menos en sí a la persona, porque la amé al cien por cien. Y si bien fue doloroso, nunca temí su muerte, no sufrí la ansiedad de su partida, ni paso por mi cabeza jamás qué sería de mi vida sin ella. No sufrí, ni lamenté que ella no me hubiese amado hasta ese momento. Lo que lamenté es que se fuese antes de que ella me hubiese amado como yo la amaba, eso sí lo lamenté trágicamente. Esa partida sin haber completado el circulo dolió fuertemente, fue lo que más padecí.

Si esa persona me hubiese amado de verdad se hubiese hecho libre para corresponderme y realizar nuestros sentimientos, ya que él confesó tenerlos por mí, aunque nunca me dio casi nada. Por eso es difícil amar, porque terminas aceptando toda situación de modo incondicional y pones al otro delante de ti mismo.

Ahora pensarás que amar en realidad no es difícil. Te diré la verdad, no es fácil porque cuando se práctica de verdad terminas poniendo al otro por delante. Y eso hice, puse a esa persona por delante de mí, de mis necesidades ocultas en la trastienda, de mis necesidades normales que todos habrían sentido cubrir con tan solo mirar con amor a la otra persona. Nunca me abrazo, nunca me beso, y sin embargo sé que me quería mucho, pero no tanto como para dar el paso de ser libre para amar.

Si no has amado nunca incondicionalmente a nadie por mucho bien que le hayas prodigado, no podrás jamás tampoco reconocer que cada día que despiertas es un motivo de agradecimiento por seguir vivo para amar. Si no reconoces ese valor quizás no has amado de verdad aún.

Es increíble todo lo que la vida nos da sin merecer. ¿Crees que mereces la vida?. No lo sabes si la ganas o la pierdes cada día, así que no sabes si mereces todo lo que tienes. Si realmente amas, la mereces, si no, te aseguro que cada respiración es un regalo que no has sabido agradecer con profundidad cada mañana que despiertas, y esa falta de gratitud te sucede porque no has amado verdaderamente a nadie. Has dado cariño, has querido, has sido bondadoso, has hecho muchas cosas por esa persona cercana, pero quizás aun no la has amado en mayúsculas.

Quizás no sabré jamás que es ser amada incondicionalmente, pero si puedo decir que cuando eso no se tiene hay un daño que puede generar un amor muy abierto hacia mucha gente, es como abrir las manos en la playa y dejar pasar la arena de todo el océano por ella sin posarse ningún grano especialmente, y en ello también hay una alegría cuando has amado de verdad.

No quiero volver a repetir la experiencia de dar todo y recibir poco, y sin embargo a días me veo tocando la misma puerta y pánico me da. No sé qué pasará. No sé si está vez podré aguantar tanto daño, no sé si me romperé y terminaré mis días triste, o si el dolor volverá a transformarse otra vez en más amor para todos, para esa niña nueva del vecindario que sale de la piscina, y que lleva unos reflejos preciosos, a esa abuelita que no conozco que observé estaba llena de bondad, y es así como abres las manos sobre la arena, y la playa entera pasa por ellas sin anhelar coger ni un grano, más que sentir como se desliza, y deseando fuertemente que algún grano me vea, y se quede un rato más para conocerlo mejor.

No estoy ya dispuesta a pesar del bien que me hizo amar incondicionalmente, hacerlo otra vez sin retorno de casi nada, eso ya sé que daña y he de protegerme por amor a mí misma.

Hoy sé que mi experiencia de haber desarrollado un nivel máximo de dar amor sin recibir, es algo que no volvería a hacer, porque no le haces bien al otro. Me ayudó a mi a llegar a límites insospechados, pero no volvería a entregarlo todo a nadie, ni a mi madre, si no me dan, porque hoy sé que, si no me dan, me harán mucho daño, y mi amor por mi hace que me proteja para no romperme, porque si me rompo durante un tiempo prolongado no podré disfrutar de la capacidad de amar que ahora disfruto con personas que pasan instantes por mi vida y que amo sin querer coger ni agarrar de ninguna manera.

Y en realidad nunca en el mundo se han tenido tantos casos de ansiedad como ahora, porque nunca la gente antes había amado tan poco. Es urgente hacer ese cambio para sanar el horror de partir sin haber experimentado algo tan bello.

Y volviendo a la ansiedad, que es el tema por el que empecé a escribir. La ansiedad no ha estado tan presente en la vida de tantas personas en el mundo, porque nunca nos habíamos vivido tan separados unos de otros. Nunca en la tierra, hemos visto como ahora el despropósito de pensar que amar es tener sexo fácil placentero. Nunca antes se había pensado como ahora que el sexo era la maniobra culmen del amor. Y es por eso que el mundo sufre tanta ansiedad, porque han desestimado el propósito por el que hemos venido a la tierra, que es a amar.

No acepto hoy en día ningún tipo de contacto sexual si no hay un amor grande entre los dos. Y aunque eso ya no está de moda, la realidad es que el amor hace que todo se lleve bien.

Hay hombres que me buscan, que quieren mi amor, pero no saben amar, y no los quiero cerca, porque sé ya que no saben amar, que piensan solo en tener un sexo que solo entregaría si me amasen, y por eso sé que esa forma de amar ya no está de moda. Se busca el placer inmediato y cortoplacista, que se esfuma en segundos. Nadie ansía, ni ve, que amando se llega más lejos, y que de allí sí nace una satisfacción profunda que no es fácil de alcanzar si no es viviendo por amor.

Es amando cómo descubrirás que tu ansiedad se desvanece. Haz todo lo posible cuando encuentres una persona buena que lo merezca y lánzate a la piscina.

¿Cómo podemos ayudar a las personas que desean quitar su ansiedad?. Muy fácil, diciéndoles que deben elegir una persona de referencia, amada para ellos, y hacer la apuesta si esa persona tiene bondad y les ama. Si has encontrado alguien así, has la prueba, lánzate a la piscina. Si eres amado en cierto grado importante, hay un gran salvavidas que te permitirá gozar intensamente de la única experiencia que merece en mayúsculas ser vivida por todos.

Es solo el amor lo único que hace falta para realizar tu felicidad. Y si sufres de ansiedad puede ser que debas intentar amar a alguien incondicionalmente, aunque sea solo una persona y una vez.

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