¿Quieres actuar desde el yo o desde tu Ser?

Hace no mucho mi maestro Juan Li nos dijo en una clase que en realidad todas las decisiones que tomamos están motivadas o por el miedo o por el deseo. La verdad es que él no desarrolló el tema, y aunque supongo que ha sido su gran verdad en ese momento, no sé con precisión total qué significaba para él esto, pero aquello me impactó y quise investigar si también es mi verdad. Dígase de ante mano que las verdades personales se circunscriben a un momento en particular, y que éstas no son absolutas, sino que pueden variar con el tiempo, o tomar matices varios cuando se aplican a una persona en particular. También debemos tener en cuenta que las palabras no tienen el mismo significado para unos y para otros, de allí que seguramente a menudo no interpretamos todos lo mismo de igual forma. En cualquier caso, de una frase hecha puede surgir nuestra propia sabiduría que ha estado dormida hasta que un algo provocó que saliese a la luz, de este modo la frase se convierte en detonante, pero no dejan de ser palabras cuya verdad se ciñen directamente a quien las dice. En definitiva, lo que a continuación desarrollo no pretende ni desmentir ni confirmar ninguna frase, sino que ésta ha sido simplemente la semilla de la que brota lo siguiente.

Actuar movido por miedo es algo que, en lugar de protegernos del futuro, arrasa los rastros de felicidad que podemos encontrar en éste.

Al pensar que el miedo puede motivar nuestras decisiones, me quedé un tanto decepcionada. Pienso que el temor no debería ser el mejor consejero de nadie, menos en cuanto a temas de amor se refiere, por citar algo importante, pero sí veo que a veces un miedo puede hacernos averiguar muchas cosas sobre nosotros mismos. Por ejemplo, si yo quisiera trabajar y temo no encontrar trabajo, es obvio que tendré menos posibilidades de conseguir un empleo, ya que realmente mis emociones me llevarán a quizás hacer mal una entrevista, o incluso a dejar de buscar trabajo para evitar la frustración, basada en una creencia, de que no lo voy a encontrar. Es curioso que detrás de la gran mayoría de los miedos hay a menudo creencias de que algo malo va a suceder, y para evitarlo, lo mejor es quizás hacer nada o lo contrario de lo que nos conviene, aunque con ello arrase el futuro que tanto quiero proteger.

El temor nos avisa de problemas que tenemos con nosotros mismos, que hacen que nos movamos para conseguir aprobación, pero en lugar de ello renunciamos a nuestra propia felicidad, y ocasionamos sufrimiento para todos

Claro que el temor dice cosas de nosotros. Si tienes un miedo, el que sea, primero explicítalo, nómbralo con voz alta. ¿A qué tienes miedo en realidad?. ¿A que alguien se enfade contigo?. Entonces será signo de que estás sometido a esa persona y le has cedido tu poder aunque ilusoriamente te creas al mando. ¿Tienes miedo que esa persona sufra si decides hacer algo o si le dices algo?. Eso significará que en realidad esa persona no te quiere en lo absoluto, ya que, ¿puede alguien temer decir la verdad a un ser querido si no fuese porque en realidad no se siente ni aceptado ni querido por dicha persona?. Claro que pensarás que en realidad te ama, pero que lo que le vas a decir realmente la/lo dañara, entonces debes preguntarte si callar te daña a ti o a otras personas, o si callando en realidad hipotecas tu felicidad, o cometes actos injustos, o haces negligencia de tus responsabilidades, o lo que sea negativo a lo que te conduzca callar. Si a pesar de todo lo negativo de ocultar una verdad decides seguir callándote, escondiéndote, será un signo claro de que no te amas en realidad por mucho que creas que te quieres de verdad.

Para amar es necesario ser valiente, si pretendes obtener lo mejor sin apostar nada a cambio te quedaras en la mediocridad de relaciones que no te llenan plenamente.

Como ves, el miedo nos dice muchas cosas de nosotros, pero no sabemos ver profundo. Nos justificamos en el otro. ¿Qué tal si la otra persona a la que no quieres dañar ya sabe la verdad pero te la oculta para manipular tu voluntad?. Eso es típico en las relaciones de pareja en que alguien sabe que es engañado, pero calla. Todos sabemos cuando una relación ha llegado a su fin, pero a veces nos interesa callar para que la otra persona siga a nuestro lado. Claro que el sufrimiento es agudo para el que desea irse y no se atreve, y para quien lo espera que ve pasar los días con profunda decepción, porque ve que el amor no puede con todo, sino que son solo únicamente las personas valientes las que deciden apostar en mayúsculas por el amor, y en definitiva por su felicidad. Muchos de los que posponen decisiones importantes por miedo, si pudiesen ver por una rendija la fuga de su felicidad, claudicarían de inmediato de su obstinado parecer de que el miedo debe ser escuchado.

Uno de los principales motivos por los que el miedo tiene poder sobre nosotros es porque en realidad nos evita salir de nuestra zona de confort, pero allí nadie se ha quedado nunca permanentemente.

Quizás te dirás, que lo que sucede es que este es un miedo real, no es mental ni imaginario. No se trata de estar enfrente de un precipicio de 1000 metros sin ramitas a las que adherirse, se trata de hacer un salto mortal que te salvará la vida porque detrás te persigue la muerte segura. Y es entonces cuando ves que lo que te persigue es en realidad peor que dar ese salto, decides cerrar los ojos con fuerza y avanzar, y de repente los abres y ves que ha sido solo un paso hacia delante que no conllevaba tantos peligros como imaginabas. Claro que cuando se abre una nueva puerta y se cierra otra, es inevitable cierto dolor por la perdida, cuando no liberación, pero lo que es certero es que nadie en su vida se ha quedado instalado permanentemente en nada por temor a perder su confort anterior. Los niños cuando tienen que cambiar de colegio a veces sufren crisis, pero es que ¿nadie debería ir a la universidad y quedarse siempre en preescolar para no afrontar una perdida?. Estás tan cómodo en tu situación que pierdes de vista lo que está por venir. Claro que no lo sabes, pero de algo estás seguro y es que en realidad quieres o necesitas un cambio pero temes hacerlo.

Cuando decidimos quedarnos en nuestra zona de confort tarde o temprano perderemos algo importante para nosotros que nos fuerza a empezar de nuevo, y desde allí culpabilizaremos a todos, antes de asumir la propia responsabilidad de lo que sucede.

Ahora bien, si el temor no te deja seguir adelante, no te excuses, no le expliques a nadie que no se podía, no digas que en realidad fulano se iba a sentir mal, que zutano no te hubiese dado ese trabajo, o lo que sea que has imaginado más certera o imaginariamente. Lo que está claro es que si no haces algo que deseas es porque en realidad no quieres hacerlo, y si no lo haces a pesar de desearlo profundamente, es porque probablemente te has dado cuenta de que tienes que salir de tu zona de confort y eso no te apetece. Hay algo que ganas con tu sumisión, con tu cesión de poder, y es poder seguir igual hasta que quizás venga algo peor, todo estalle, y veas que has perdido todo, lo que temías abandonar, y lo que te esperaba también. Y quizás tu resquemor sea tal, que pienses que has sido víctima de todos, y solo has sido víctima de ti mismo.

Cuando existen motivos reales de miedo, no siempre hay que escucharlos si lo que nos jugamos con ello es nuestra felicidad, la libertad y otros aspectos de valor. En esos casos vale la pena arriesgar tomando las precauciones que estén a tu alcance.

Por eso creo que jamás debemos dejarnos guiar por el miedo, ni siquiera por los reales, cuando lo que está en juego quizás sea la propia felicidad, o la libertad, o el amor, o la justicia. Este mundo no habría conseguido héroes tan importantes si no fuese por su valor. Algunos incluso murieron. Martin Luther King dijo “prefiero morir de pie que vivir de rodillas”. Cuando lo que está en juego es importante, y mucho, no deberíamos escatimar inversión de valor. Hay que protegerse, eso está claro, hay que pensar en el modo de conseguir avanzando con menor riesgo, pero no deberíamos claudicar sin esperanza cuando hay un convencimiento de que ese cambio es vital, necesario, justo, potenciador de mi felicidad. No digo que haya que luchar contra Goliat con una piedra, aunque David con ella ganó. Hablo de decir la verdad que hay en el corazón sin temor. Ni hablo de plantar una guerra en el mundo para conseguir una justicia que no llegará de ese modo, hablo de mirar dentro de tu corazón, ser honesto e iniciar la única y verdadera revolución que te espera que es la que demanda tu propio Ser. Si desobedezco las señales está claro que enfermaré y mis días quedaran sumidos en la desesperanza.

No dudes que dar un salto mortal en realidad no es más que un paso hacia adelante. No esperes más a conseguir eso que anhelas profundamente si realmente vale la pena.

Ahora bien, si crees que vale la pena vivir arrodillado, debes de pensar que quizás en la próxima vida te enfrentaras a lo mismo, pero con mayor dificultad, y así, hasta que un día no te quedará más remedio que dar ese salto mortal, que en realidad verás que es solo un paso. Si quieres probar a decir la verdad pregúntate si tu verdad tiene validez para otros, porque no se trata de contar tus adentros al cien por cien a nadie, solo en buscar la libertad si eso es lo que quieres. Dile a esa persona que ya no quieres estar con ella si eso es lo que deseas. Busca ese trabajo que crees que no te darán. Atrévete a irte a vivir a esa ciudad que tanto te estimula. Dile a tu verdadero amor que la quieres. Dile a tu padre que en realidad no quieres ser abogado o ingeniero, sino maestro espiritual. En fin, es imposible abarcar todos los ejemplos, te pongo algunos, pensando que tú sabrás descubrir de qué manera el miedo juega en tu contra, por qué, y qué convendría hacer en su lugar.

No decidas por deseos placenteros efímeros, te invito a que apuestes por ideales más grandes como ser amado de verdad y hacer lo necesario para ser feliz en mayúsculas, aunque desde fuera no seas siempre comprendido/a al cien por cien.

Si piensas que lo que te motiva es el deseo, me pregunto qué tipo de deseo, porque podemos hablar de eso largo y tendido. Si crees que el deseo es pasión sexual, te invito a que tomes decisiones menos superficiales. Si el deseo, es un anhelo del corazón, para amar en mayúsculas, te digo que estás en el camino adecuado. Déjate llevar por ese anhelo que nace de lo profundo de ti. Claro que quizás surge un anhelo que parece prohibido, en ese caso debes investigar profundamente qué te mueve en realidad, porque nada motivado por un amor auténtico puede ser malo, aunque en apariencia esté socialmente prohibido. Si, por ejemplo, te sientes atraído por alguien que no es tu pareja, debes de analizar las cosas muy hondamente. No puedes dejar a tu pareja por alguien que no conoces en realidad, solo porque con tu propia pareja estés pasando por un período difícil.

Antes de tomar una decisión de cambiar de pareja debes sopesar si aún tu relación actual puede funcionar, pero si el fin ha llegado no deberías obstinarte sobre todo si hay alguien en quien no puedes dejar de pensar.

¿Cómo distinguir cuando ha llegado el fin de mi relación con una persona?. Muy sencillo, los días se hacen a veces largos, no sientes el mismo deseo de estar con ella, las cosas te parecen a veces difíciles y no sabes por qué, y lo más importante, de repente te ves fijándote en alguien distinto sin saber por qué. Si te sucede esto, antes de iniciar una relación con otra persona que lleve a que más personas involucradas sufran, debes intentarlo con tu propia pareja primero, ver si puedes rescatar amor hacia ella, y si éste es de verdad correspondido. Si no la/lo amas ya, o no eres amado/a al mismo nivel, quizás deberías preguntarte si es necesario que tengas que seguir insistiendo después de tantos años. Conformarse con la pareja que tienes cuando sabes que no eres amado/a realmente, no es algo que debería hacer nadie.

Si estas entre dos personas y no sabes por cual decidirte, deberías probar un tiempo a estar a solas para saber a quién tienes que decir adiós. No deberías permanecer con la persona que sabes que ya no amas o que no te ama como quisieras.

Si la vida te ha conducido a ser infiel y ya estas atrapado en un trio, deberías dejar a la persona que no amas de verdad cuanto antes para evitar más sufrimiento. Si no sabes a quién amas en realidad deberías darte un tiempo a solas y pensar con quién te apetecería estar verdaderamente. Si la vida insiste en volver con tu pareja, olvida tu infidelidad, pide perdón, aclara las cosas y no permitas jamás que nada se interponga en la felicidad de tu unión. Si por el contrario con quien deseas estar es con la nueva persona, debes aclarar las cosas con tu pareja, divorciarte y empezar un camino con la nueva persona sin lastre. No es justo que nadie cargue con tu pasado. Si un día dijiste hola, otro podrás decir adiós. No es real que debas arrastrar de relación en relación con todas tus exparejas a cuestas porque eso dañará tu presente con la persona que está ahora en tu vida. Es tan importante saber decir hola, como adiós.

No deberías jamás tener dos relaciones a la vez porque eso genera sufrimiento. Si estás en esa situación debes aclararte cuanto antes y dejar de hacer daño a todos, incluido a ti mismo/a.

Es verdad que en la actualidad muchas parejas, sobre todo hombres, no quieren separarse hasta no tener alguien “de repuesto”. No hay valor para estar un período de reposo a solas y dilucidar qué tipo de persona quieres a tu lado. Eso es terriblemente injusto para todos. No se debería hacer así. Si las cosas no funcionan y quieres ser feliz con otra persona, deberías liberarte para encontrar a la nueva persona, después de descartar la viabilidad de tu relación actual. Claro que quizás ésta llegue antes de tomar esa decisión, en ese caso, no deberías demorar las cosas porque solo generarás más sufrimiento y estropearas la nueva relación, y en vez de conducir las cosas a una situación de la que todos podamos beneficiarnos, lo que harás es generar sufrimiento para todos, porque tu anterior pareja sabrá que algo no va bien aunque no te lo diga, tú no te comprometerás con nadie de verdad y vivirás a medias y con la espada de Damocles encima continuamente, y la nueva persona probablemente pase el peor de los infiernos amando a alguien que no es libre.

Las redes sociales son la peor opción para encontrar alguien que de verdad te ame. Encontraras gente interesada en estar contigo porque el menú que le presentas le ha agradado, pero eso no significa que te ame, y puedes equivocarte mucho utilizándolas para encontrar tu gran amor.

Ahora las redes sociales nos permiten conocer fácilmente gente que busca al amor de su vida. No hablo de relaciones esporádicas en donde se busca sexo puro y duro que también está muy a la orden del día y para lo que por supuesto también hay redes sociales dedicadas a ello. Hablo de buscar gente que quiera algo serio. Esto es un problema porque el abanico de posibilidades es amplio, y lo que se hace no es amar sino comprar a la carta. No me doy cuenta de que en ese menú hay gente que quizás ofrece una exquisita lasaña vegana cocinada a fuego lento, pero yo prefiero ese chuletón atractivo hecho a fogonazo de brasa, y así se dan miles de confusiones. En fin, te recomendaría que no uses las redes sociales para conocer a nadie. Que salgas a la calle y te dejes sorprender, que hagas actividades con gente que comparte esos intereses comunes, quizás allí un día llegue alguien que realmente se ajuste a ti, y con quien puedas ser feliz. Y por supuesto date un tiempo para conocer a la nueva persona de al menos un año y nunca compagines conocer a dos personas al mismo tiempo con el objetivo de que se conviertan en tu pareja, porque eso es una deslealtad por la que podrías pagar caro, y no sabrás realmente quién te gusta de verdad y terminarás hecho un verdadero lío y solo(a).

En definitiva, todos nos movemos de base por miedo o por deseo, pero no solo, hay circunstancias tan variadas que es difícil saber qué pesa más en nuestras decisiones en donde está en juego nuestra felicidad. En la base se encuentra lo mejor y lo peor de cada uno de nosotros/as.

En fin, volviendo al tema de la serenidad profunda que nos evoca el estar amando a una persona de verdad, te invito que, si realmente hay alguien que poderosamente te atrae, no la dejes escapar. Conoce a esa persona un tiempo, y cuando compruebes que es la persona para ti, ten sexo con ella/él. Seguro que todo irá mejor de lo que crees. Recuperando la raíz, lo que concluyo es que es verdad que nos movemos o por miedo o por deseo, pero no solo. A veces la culpa también paraliza tanto como el miedo, como el que se enamora de alguien distinto a su pareja y no se atreve a dar el paso por remordimiento a sentirse más feliz que la persona que una vez amó. O la rabia, que en el momento de descubrir una infidelidad puede conducir a una persona a cometer un acto atroz que estropee su vida para siempre. En fin, si bien coincido que, en la base, principalmente el miedo y el deseo motivan nuestras decisiones, hay otras causas a cuál más compleja y a veces multifactoriales, relacionadas no solo con emociones, sino también con ideales, valores, lealtades, y hasta con creencias, que también nos empujan en direcciones diversas. En la raíz de una decisión puede estar lo mejor de nosotros, pero también motivaciones tan mezquinas como el deseo de poder o la ambición por el dinero. Ahora bien, si vamos más profundo, en origen todo se reduce, como decía mi maestro, a un miedo o un deseo de base.

Desde el miedo hay aspectos que conviene escuchar a la hora de tomar una decisión si es algo que nace de nuestra luz interior, pero es necesario ser muy honestos, para saber cuando el temor o el deseo provienen de nuestra verdadera esencia y actuar desde allí sea lo que sea.

Concluyo que para mi maestro ese día aquello fue una verdad de raíz que me hablo de él y de su momento, y aunque en términos generales son los pilares que sustentan toda decisión, no solo el miedo y el deseo mueven nuestra vida. Asimismo, quisiera distinguir al temor sano que nos previene de un peligro y que hay que escuchar, del miedo que me paraliza y que justifico continuamente a veces incluso con excusas loables que esconden egoísmo, desamor o temor. Y quiero distinguir entre el deseo fogoso y cortoplacista que no merece que sea el impulsor de nuestras decisiones, del amor profundo, del anhelo de nuestro Ser verdadero, del deseo que en realidad es algo más que un desahogo momentáneo, sino la raíz de lo que quiero hacer en mi vida y por lo que entregaría todo. Este tipo de deseo no genera apego, sino impulso hacia adelante. Si crees que lo que quieres alcanzar lo promueve tu luz interior, y eres honesto en llegar a esa conclusión, no demores más tu decisión.

En definitiva, deja que el temor o el deseo impulsen tus decisiones, solo si después de investigar profundamente proceden el primero de una prudencia que debemos sopesar con cautela y el segundo de un anhelo afincado en la realidad de la luz que realmente somos. Con respecto al resto de motivaciones, deja que tu Ser decida si eso te conduce al amor o no y entonces sabrás si seguir adelante o descartarlo.

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • Gracias Pilar, me ha gustado leerlo
    Los médicos también dicen q los miedos pueden venir del sistema nervioso, y éste necesita de sus vitaminas y minerales ✨😉 🧡

    Responder
    • Hola Ana, gracias por tu comentario. Los miedos pueden nacer de muchos lugares. Lo que está claro es que es importante darse cuenta cuando aparecen e inyectarlos de amor, para que puedan remitir y no bloquear nuestro camino ante metas que nos convienen. Ahora bien, si lo que señalan es un riesgo frente al cual debo protegerme un poco antes de actuar, conviene escucharlos, porque toda acción temeraria es una falta de amor hacia nosotros y los demás. Gracias

      Responder

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